La mágica aldea gallega escondida entre bosques con un puente de leyenda, un tesoro oculto salpicado de molinos y hórreos

Es uno de los pueblos más bonitos de España convertido en destino de culto de los peregrinos que se dirigen a Santiago de Compostela

Santiago de Compostela atrae infinidad de turistas, visitantes y peregrinos cada año, ajenos la mayoría a que el entorno de la ciudad esconde lugares que sin duda merecen un desvío en el camino. Galicia es tierra de pequeñas poblaciones, pueblos, villas y aldeas, en ocasiones minúsculas, pero que rebosan encanto y una personalidad propia que puede sorprender a quien se adentre en sus bosques y valles.

Uno de esos pequeños pueblos puede presumir de formar parte de la Asociación de los pueblos más bonitos de España, siendo además el único de A Coruña que se incluye, por el momento, en la misma, y forma parte de las villas más encantadoras de toda Galicia. Es A Ponte Maceira, o Pontemaceira, y se dice que parece un tesoro oculto porque, aunque está solo a 20 kilómetros de Santiago,  recorrer sus calles y senderos es como viajar en el tiempo, a una época donde todo transcurre a otros ritmos.

Una sensación de quietud y silencio en la que sin duda influye el gran protagonista del paisaje y trazado de la aldea, el río Tambre, cuya ribera y, más concretamente, el puente que lo atraviesa, define su historia y personalidad, y es también su gran atractivo.

Ponte Maceira se encuentra en la comarca de La Barcala, perteneciente al municipio de Negreira, en A Coruña, y parece surgir de la nada entre el idílico paisaje arbolado que crece frondoso gracias a las fértiles tierras que baña el río. Aunque el puente actual es de los siglos XII-XIII, se levanta sobre lo que debió ser un puente original romano, rodeado además de leyendas vinculadas con el Camino marítimo, pues la pequeña localidad conecta Santiago con Finisterre.

La historia más popular cuenta cómo unos discípulos del Apóstol, cuando huían de los romanos buscando un lugar donde enterrar el cuerpo decapitado de su maestro, tras cruzar el puente este se derrumbó 'milagrosamente' cuando los legionarios procedían a seguirlos. Leyendas aparte, el puente actual medieval levantado siglos más tarde permitió conectar el poblado aprovechando los pilares romanos y hoy es visita obligada si se pasa por la zona, regalando unas instantáneas de gran belleza bucólica gracias al marco que ofrece el conjunto de aldea, río y puente de piedra, con el verde entorno natural que enmarca el enclave.

En Ponte Maceira además hay que visitar, además de la propia aldea, la iglesia románica de Santa María de Portor y la Capilla de San Blas, antes de fijar la atención en la joya de su patrimonio, el imponente Pazo de Baladrón, terminado de construir en 1955 con un diseño modernista e historicista, dotado de un bello jardín con hórreos y un palomar tradicional. Es de propiedad privada, pero no hay que perderse

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En el entorno se pueden ver además varios molinos harineros y más hórreos, seña de identidad gallega, así como la presa natural donde el río brilla con especial esplendor cuando baja con fuerza en su época más caudalosa. Un buen punto de partida para emprender excursiones a través de las rutas senderistas de la zona, continuar hasta Santiago o explorar más pueblos del entorno.

Imágenes | Flickr/jl.cernadas - José Antonio Gil Martínez

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