Pili Meana cambió hace 11 años de carrera por completo para dedicarse a la restauración
El secreto, cuenta, "está en hacer la fabada en olla ferroviaria"
Posiblemente no esperase Pilar 'Pili' Meana ser hoy protagonista de un cuento digno de Cenicienta. Menos aún hace algo más de una década, cuando decidió aparcar las botas de goma y los delantales a rayas de la pescadería por la hostelería.
Sin embargo, Pili es hoy, posiblemente, la mujer más feliz del mundo. Al frente de La Cantina de Villalegre, una pequeña parroquia en el concejo de Avilés, oficia desde 2013 lo que ella denominó gastrochigre y que ahora ha saltado a la fama nacional –e internacional, claro– por hacer la mejor fabada del mundo.
Autodidacta y forjada en cocina con el aprendizaje que se traía de su madre, una gran cocinera, Pili Meana ha convertido La Cantina de Villalegre en una pequeña casa de comidas, humilde y creativa, que ahora está en el candelero.
Compitiendo con otros 28 restaurantes, tanto asturianos como de fuera de las fronteras del Principado, Meana se ha llevado al gato al agua en un duro concurso que es hoy uno de los referentes de las pruebas de cocina en España, celebrándose este 2024 ya la decimocuarta edición de La Mejor Fabada del Mundo.
Organizado por la empresa de eventos gastronómicos Gustatio, el concurso contaba además con un jurado de excepción con chefs, periodistas y gastrónomos no faltaban algunos de los primeros espadas de la cocina asturiana como Pedro Morán (Casa Gerardo, 1 Estrella Michelin), Isaac Loya (Real Balneario de Salinas, 1 Estrella Michelin), Luis Alberto Martínez (Casa Fermín), Joaquina Rodríguez (Casa Chema) y Gregorio García (Oleum), además del tres estrellas Michelin Jesús Sánchez, del restaurante cántabro El Cenador de Amós.
Emocionada, Pilar Meana aseguraba tras el veredicto que el premio "va para mi madre", insistiendo en su incredulidad y asegurando que "no me lo esperaba para nada". El secreto, si se puede llamar así, tiene más que ver con la clave que con el misterio de una receta que, como es evidente, tenía que llevar Faba de Asturias con IGP además del sacrosanto compango.
El truco, respondía Meana, fue "hacer la fabada en la olla ferroviaria, al calor del carbón y la tradición", una tradición en desuso en la cocina asturiana y que Meana está recuperando poco a poco. Lo irónico, como insistimos, es que Pilar Meana no viene de la escuela de cocina, sino de los fuegos maternos y que su trayectoria en la hostelería profesional se ha curtido a base de horas tras dejar en 2013 su pescadería para montar su propio restaurante.
El cónclave de las fabas, además de coronar a Pilar Meana, también ha puesto en el mapa como segundo clasificado al restaurante El Patio, en Yeles (Toledo) y en tercera posición a Casa Eladia, en Villaviciosa.
Aparte de eso, El Patio también se llevó el premio Cocina de Paisaje por la mejor fabada de fuera de Asturias y Casa Eladia también se llevó otro galardón –el Memorial Amable Bedriñana– por realizar la mejor fabada de Villaviciosa. Por último, el mérito del mejor compango cayó en la Sidrería Román, un clásico en la ciudad de Gijón.
Imágenes | Gustatio
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