Los mejores churros de Madrid se comen en esta churrería de Vallecas abierta en 1935

Además, es famoso su chocolate caliente y las curiosas 'ranas', una versión distinta de las clásicas porras

Cuando se abrió Churrería Antonio, Vallecas todavía era un pueblo y no pertenecía administrativamente a la ciudad de Madrid, que engulliría como barrio a este antiguo municipio, al sudeste de la capital en el año 1950.

Y de engullir también saben los vallecanos –y resto de madrileños– que han permanecido fieles a los, posiblemente, mejores churros de Madrid.

Concretamente los que se elaboran en la Churrería Antonio, uno de los iconos de este noble arte de la masa frita y que desde el año 1935 está al pie del cañón en estas artes, en el número 75 de la calle Sierra Vieja, en lo que fue antiguamente el centro del pueblo de Vallecas.

De aquí salen en días grandes alrededor de 2.000 churros, casi todos regados con unos 40 litros de chocolate caliente, abriendo solo en horario de mañana y cuyo día de cierre –los lunes– deja huérfanos de churros a sus fieles.

Desde las 5:45 de la mañana hasta las 12:30 de la mañana, los clientes acuden en tropel a este bar familiar –actualmente, a los mandos de la churrera, está Esther, miembro de la tercera generación– de donde salen churros, porras y buñuelos (estos solo en miércoles), además de una de las especialidades de la casa: las ranas.

Los populares buñuelos de Churrería Antonio, disponibles todos los miércoles. ©Churrería Chocolatería Antonio.

A base de masa de porras, las ranas se abren y fríen, asemejándose a sus piernas, añadiéndose luego una mezcla de anís, azúcar y canela que en la casa guardan con celo y que los adeptos a Churrería Chocolatería Antonio no dejan de disfrutar.

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Para llevar y también para disfrutar en el establecimiento, los churros del 'Antonio' son una master class –como se diría en una escuela de negocios– del buen churro: ligeros, bien escurridos, dorados y muy, muy crujientes. Matices parecidos a los que podemos esperar en sus porras, roscas infalibles jugosas, con el toque justo del aceite, y que resultan ideales para sumergir en café con leche o en el chocolate caliente, otra fórmula doméstica que no han compartido.

Imágenes | Churrería Chocolatería Antonio

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