A apenas una hora de Madrid, este pequeño pueblo hace de los asadores un motivo más para su visita
El turismo de interior se convierte en un auténtico reclamo durante el otoño. Las suaves temperaturas y los colores cálidos de la estación invitan a explorar rincones que, quizás, en otros momentos del año pasan desapercibidos. Cerca de las grandes ciudades, como Madrid, se abren múltiples opciones para descubrir la naturaleza, la historia y la gastronomía en destinos rurales que ofrecen una desconexión ideal.
España, en este sentido, es un país lleno de tesoros de interior, como montañas majestuosas, playas escondidas, ríos tranquilos, cascadas, cuevas, y, por supuesto, pueblos encantadores que en otoño adquieren una magia especial.
En Castilla-La Mancha, la comarca de La Alcarria, ubicada en la provincia de Guadalajara, es un claro ejemplo de destino perfecto para una escapada otoñal.
Esta región, conocida por sus paisajes y su rica gastronomía, presenta pueblos donde el tiempo parece detenerse y los visitantes pueden sumergirse en un ambiente único y auténtico.
Entre estos destinos destacan localidades como Pastrana, Brihuega y, especialmente, Jadraque, que será el protagonista de este recorrido. A poco más de una hora de Madrid, Jadraque es un refugio para quienes buscan historia, belleza y una oferta gastronómica sin igual.
Qué ver y hacer en Jadraque
Ubicado en el corazón de La Alcarria, Jadraque se encuentra a unos 106 kilómetros de Madrid, lo que equivale a un trayecto de aproximadamente una hora y media en coche. Para llegar desde la capital, basta con tomar la A-2 en dirección a Zaragoza hasta la salida 51, y luego seguir por la CM-1003, que lleva directamente a este encantador pueblo alcarreño. Desde el momento en que uno se aproxima, destaca el perfil del Castillo del Cid, encaramado en una colina que domina todo el valle y la ribera del río Henares.
El origen de Jadraque se remonta a la época medieval, y su historia está marcada por la influencia de distintos pueblos y culturas que dejaron una profunda huella en sus calles y monumentos. El Castillo del Cid, aunque no es el castillo original del siglo XI, debe su nombre al famoso caballero medieval, Rodrigo Díaz de Vivar, conocido como el Cid Campeador, quien, según cuenta la leyenda, pasó por estas tierras.
El castillo que hoy vemos data del siglo XV y se erige como una impresionante construcción renacentista. Su arquitectura y su ubicación estratégica lo convierten en un mirador excepcional desde el cual se puede contemplar todo el valle y el propio Jadraque, así como los colores cambiantes del otoño.
Además del castillo, Jadraque posee otros puntos de interés, como la Iglesia de San Juan Bautista, una construcción de estilo renacentista que alberga diversas obras de arte y destaca por su sobria elegancia.
En el centro del pueblo, las calles empedradas y las casas tradicionales de La Alcarria invitan a pasear tranquilamente y detenerse a observar los detalles arquitectónicos y la vida cotidiana de sus habitantes. Este pequeño núcleo urbano esconde también algunos rincones dedicados a personajes históricos, como una estatua en honor a Manuel de Irujo, figura importante de la política española del siglo XX.
Para los amantes de la naturaleza, el entorno de Jadraque ofrece múltiples posibilidades. El otoño transforma los paisajes de La Alcarria en un espectáculo de tonos rojizos, dorados y ocres, ideales para disfrutar de paseos y rutas de senderismo.
Desde el propio castillo, parten senderos que permiten explorar las colinas y montes cercanos, así como las márgenes del río Henares. Algunas de estas rutas llevan a miradores naturales donde es posible contemplar la belleza del valle y los alrededores. Además, los aficionados a la fotografía encuentran en estos paisajes y en el propio castillo motivos perfectos para capturar el encanto de Jadraque en otoño.
Uno de los mayores atractivos de Jadraque, y de La Alcarria en general, es su oferta gastronómica. Los sabores de esta tierra, basados en ingredientes de la región y en recetas tradicionales, conquistan a cualquiera que se anime a probarlos. Las migas, un plato típico elaborado con pan, ajo, chorizo y panceta, es una de las especialidades locales.
Este sencillo pero sabroso plato, muy propio de la gastronomía castellana, se sirve en varios establecimientos de Jadraque y es perfecto para recuperar energías después de un recorrido por el pueblo y sus alrededores.
Otro plato típico que no puede faltar es el cabrito asado, una receta que refleja el carácter rústico y tradicional de la cocina de la zona. Preparado al horno y aderezado con hierbas aromáticas, el cabrito asado es la bandera en una zona tradicionalmente ligada al ganado caprino.
En estos locales, además de las migas y el cabrito, también es posible degustar otros platos típicos, como las gachas y los postres de miel de La Alcarria, otra joya de la comarca que destaca por su sabor y calidad.
Imágenes | Turismo de Castilla-La Mancha / Turismo en Guadalajara
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