Mucho más que Tarta Sacher: los mejores cafés de la Viena más dulce

Viajar cobra una nueva dimensión para los apasionados de la gastronomía que buscan descubrir también la cultura culinaria de cada destino. Europa es toda una tentación para los más golosos, sobre todo al pensar en la vieja tradición repostera que ha ido perfeccionándose en tantas ciudades. París suele ser el primer nombre que viene a la mente al pensar en pastelerías, pero Viena, con sus decenas de cafés, es otra ciudad ideal para rendirse al dulce.

En el idioma germano hay un término popular bien conocido por todos que describe una tradición y unos rasgos culturales muy concretos: Kaffee und Kuchen o simplemente, Kaffekuchen. “Café y pastel”, es decir, ese momento por la tarde en el que uno disfruta de un paréntesis de relax con una taza de café en la que no puede faltar un dulce. En la capital austriaca el café es cosa muy seria y la repostería está al mismo nivel, con muchas cafeterías y pastelerías cuyos escaparates son un desfile constante de delicias de todos los sabores. No todo es Tarta Sacher en Viena.

Café Central

Comenzamos nuestra ruta por la calle Herrengasse, una zona en pleno centro antiguo muy agradable para pasear. La entrada de este establecimiento es perfectamente reconocible por su artística fachada que además hace chaflán con otra vía, la Strauchgasse. Es uno de los más antiguos de Viena, inaugurado en 1876, que con el comienzo del siglo XX se convirtió en punto de encuentro y reunión de grandes personalidades del mundo del arte, de la política y de la cultura, como Sigmund Freud, Franz Kafka o Adolf Loos.

Ocupa la planta baja de un edificio que por sí solo merece la pena visitar, antiguo banco hoy llamado Palacio Ferstel en honor a su arquitecto, Heinrich von Ferstel. De estilo veneciano-florentino, el interior del Café Central es una delicia casi tan disfrutable como sus dulces. Destaca la tarta de creación propia bautizada como el mismo local, con una exquisita combinación de chocolate, mazapán y aroma ligero de naranja amarga. Por supuesto, no faltan los dulces más típicos austriacos como el Apfelstrudel, pero son más reseñables los pasteles de diseño de autor, obra de la maestra pastelera Manuela Radlherr, conjugando la tradición con técnicas modernas.

Herrengasse/Strauchgasse
www.cafecentral-wien.at

Un vistazo a…
Tarta de chocolate fácil y rápida en 15 minutos

Demel K. & K. Hofzuckerbäckerei

Su historia se remonta hasta 1786, cuando el joven aprendiz de pastelero Ludwig Dehne se instaló en Viena y comenzó a vender dulces y productos de panadería consiguiendo pronto un gran éxito. Su hijo continuó el negocio pero finalmente lo vendió a Christoph Demel, cuyos herederos renombraron al convertirse en proveedores de la casa imperial. En 1888 se trasladaron a la dirección que sigue ocupando desde entonces, en una de las vías más transitadas hoy por vieneses y, sobre todo, turistas. La familia traspasó la pastelería en 1972 pero continúa la tradición tras ser adquirido por el grupo DO&CO.

El interior mantiene ese aire clásico imperal tan característico, con expositor de dulces en renovación constante, una tienda y una sala al fondo donde degustar sus delicias. Una parte del interior de la zona de trabajo de los pasteleros está abierta y se puede curiosear el meticuloso arte de creación de sus dulces. Su repertorio es inmenso, pero merece la pena destacar la Tarta Demel, de nueces y chocolate decorada con violetas confitadas, unas especialidad de la casa y uno de los dulces favoritos de la emperatriz Sisí.

Hay que mencionar además su Tarta Sacher, considerada por muchos superior. Su autor, Eduard Sacher, era el hijo de Franz Sacher, creador de la primera versión del mítico pastel en el Hotel Sacher. Pero Eduard heredó un negocio lleno de deudas, por lo que se vio obligado a venderlo, incluyendo la receta. Después empezó a trabajar en Demel donde mejoró su propia versión del dulce, y tras una larga batalla legal finalmente se determinó en 1963 que el Hotel Sacher podía presumir de servir la “original”. La de Demel es reconocible por el triángulo de chocolate en el que se puede leer Eduard-Sacher-Torte.

Kohlmarkt 14
www.demel.at

Café Landtmann

Este café abrió sus puertas en 1873 en la Avenida del Ring, en una época esplendorosa de la que apenas se conservan vestigios de entonces, siendo el Landtmann otro pedazo de historia de la ciudad. Por su situación, cercano al Ayuntamiento y al Burgtheater, siempre ha sido lugar predilecto de políticos, actores y músicos. Puede presumir de haber acogido a personalidades como Marlene Dietrich, Romy Schneider, Paul Mc Cartney o incluso a Hillary Clinton. La terraza es muy reconocible aunque es más agradable su interior decorado con la clásica atmósfera vienesa.

Además de dulces en una línea más tradicional, hay que destacar su Apfelstrudel, del que presumen seguir la receta original con gran esmero, y las tartas más modernas que incluso han ganado premios de diseño en certámenes recientes de prestigio internacional. La especialidad de la casa, la Tarta Landtmann, es una delicia montada a base de finas capas de una masa de avellana con mazapán de naranja y nougat de avellana. Toda una exquisitez que demuestra que el chocolate no es es imprescindible.

Universitätsring 4
www.landtmann.at/

Aida

Al caminar por las calles de Viena -es más que recomendable prepararse para trabajar bien las piernas- es fácil percatarse de que hay repartidos por la ciudad un buen número de pastelerías con este mismo nombre operístico de mujer. Se trata de una cadena que tiene hoy 26 sucursales repartidas por la capital que destaca por el inconfundible color rosa de su decoración y ese peculiar estilo de diseño que recuerda a los años 50 y 60.

Su historia se remonta hasta 1883, cuando el fundador Josef Prousek comenzó su andadura como pastelero en su Nordböhmen natal. Ya en 1913 abrió con su mujer la primera Chocolaterie u. Gross-Konditorei "AIDA" Prousek & Co vor en Viena, consiguiendo pronto gran popularidad. A pesar de su aire de franquicia sigue la tradición vienesa de cafés y pasteles, con una gran variedad y buena calidad, a precios más económicos que otros locales más prestigiosos.

Singerstraße 1 y más localizaciones
www.aida.at

Café Hofburg

El Hofburg es el Palacio Imperial, la antigua residencia de los Habsburgo enclavada en pleno centro de Viena, que acoge el Museo Sisi, los Apartamentos Imperiales, la Colección de Platería de la Corte, el Tesoro Imperial y la Escuela Española de Equitación. Es por tanto visita obligada para el turista que puede además reponer fuerzas en este café. Su localización es su gran fuerte, con un patio interior en el que puedes empaparte de la atmósfera de la antigua gloria del Imperio.

El interior no es especialmente destacable por su decoración pero sigue siendo un café muy agradable para refugiarse del frío en la temporada de temperaturas más bajas, con una carta bien surtida de tartas, pasteles, dulces y las típicas especialidades austriacas. La variedad de cafés no se queda atrás y también ofrece buenas ofertas de desayunos contundentes y completos, perfectos para arrancar la jornada con energía antes de visitar todas las estancias imperiales.

Hofburg, Innerer Burghof
www.cafe-hofburg.at

Café Sperl

Es uno de los cafés más míticos y populares por su emplazamiento y su elegante decoración interior en estilo art nouveau, con asientos de terciopelo rojo, suelo de parquet y muebles de madera oscura. Fue inaugurado en 1880 con el nombre de su fundador, Jacob Ronacher, quien lo vendió a la familia Sperl ese mismo año, quedándose con su título definitivo a pesar de que en 1884 la propiedad pasó a manos de Adolf Kratochwilla, que decidió mantenerlo.

Es otro lugar ideal para empaparse de ese ambiente de la cultura antigua del café vienés, pudiendo desayunar, almorzar, merendar o cenar entre sus elegantes sofás y mesas de billar. Ha aparecido en numerosas películas, como 'Antes del Amanecer' y 'Un método peligroso', y pertenece al registro de lugares históricos de Austria. Además de los dulces más típicos de Viena se puede degustar la Tarta Sperl, a base de chocolate, almendra, vainilla y canela.

Gumpendorfer Straße 11
http://www.cafesperl.at/

A. Gerstner K. u. K. Hofzuckerbäcker

Frente a la Ópera, en el Palacio Todesco, se encuentra el café y confitería Gerstner que comparte establecimiento hoy con el salón de vinos Schlumberger. Ambos nombres se remontan a la época imperial, ya que fueron proveedores oficiales de la familia del emperador, y hoy han unido sus fuerzas en un nuevo concepto de negocio adaptado a los nuevos tiempos. La confitería dio sus primeros pasos en 1874 gracias a la maestría de sus fundadores, Anton y Barbara Gerstner, con ingredientes de primera calidad y elaboraciones de alta pastelería.

Los dulces del sello Gerstner tienen un gran prestigio y son muy solicitados para encargos especiales y regalos, que además se pueden adquirir online y hacen envíos a todo el mundo. Es de buena calidad su versión de la Sacher, pero además elaboran piezas propias como la tarta Gerstner con crema de chocolate, o la Sisí, con mermelada de grosella roja, mazapán y pasta de azúcar blanco.

Kärntner Straße 51
www.kuk-hoflieferanten.at

Café Museum

En su mejor época este café era realmente un museo viviente, con una clientela habitual llena de artistas entre los que podemos citar a grandes genios de la talla de Gustav Klimt, Oskar Kokoschka, Otto Wagner o Egon Schiele. Inaugurado en 1899, el interior estuvo primero diseñado por Adolf Loos hasta que en 1931 se reemplazó la decoración por la obra de Josef Zotti, arquiecto muy popular de la época. Años más tarde se restauró el café recuperando el trabajo original de Loos en madera, que no gustaba tanto a los clientes.

Ya en el año 2010 la propiedad pasó a manos de la familia Querfeld, decidiendo de nuevo cambiar los asientos por los diseñados por Zotti, mucho más cómodos. En este café sirven generosas porciones de Apfelstrudel con una buena ración de la tradicional salsa de vainilla, además de las típicas tartas, pasteles, helados y una buena selección de platos salados con ofertas de desayunos y almuerzos.

Operngasse 7, 1010
www.cafemuseum.at

Café Imperial

A pesar del nombre el ambiente de este elegante café nos remite más bien a una atmósfera decimonónica, pues el primer local abrió sus puertas en 1873. Siempre ha atraído a grandes nombres de la sociedad vienesa, especialmente filósofos, músicos y artistas, atraídos por la calidad de sus dulces y de su cocina.** Destaca su emplazamiento, dentro del mítico Hotel Imperial** inaugurado en lo que era el antiguo Palacio Württemberg con motivo de la Exposición Universal del año citado.

Hoy está protegido como monumento histórico y tiene entre sus atractivos golosos una tarta con nombre propio, la Imperial Torte. Cuenta la leyenda que se creó en el año de la inauguración en honor al emperador Francisco José y hoy se puede comprar en varios sabores y multitud de formatos. Es una elaboración pastelera formada por finas capas de barquillo de almendra y delicado mazapán, cubierta por un buen glaseado de chocolate.

Kärntner Ring 16
www.cafe-imperial.at

Café Hawelka

Con un encanto especial, el Hawelka es considerado toda una institución por los vieneses y especialmente entre los círculos de artistas que siguen reuniéndose aquí tal y como hacían antaño las viejas generaciones. Este local es fruto de una bonita historia familiar, la del matrimonio Leopold y Josefine Hawelka. Se conocieron trabajando sirviendo cafés y abrieron su primigenio establecimiento el día después de su boda. El café tuvo un paréntesis al ser llamado Leopold a la guerra, pero en 1945 reabrió sus puertas y desde entonces ha permanecido en la familia.

Se hizo además muy famoso por la calidad de sus cafés gracias a que se mantuvieron fieles a los modos tradicionales vieneses cuando estalló la moda por el arte del espresso italiano. La decoración interior sigue el estilo tradicional art nouveau con sus pequeñas mesas de mármol y sillas Thonet. Una especialidad que merece la pena probar son los Buchteln recién hechos, siguiendo la legendaria receta de Josefine, unos bollitos dulces rellenos de mermelada cuyo aroma inunda el café al salir del horno.

Dorotheergasse 6
www.hawelka.at

Café Sacher

Terminamos esta selección de cafés con el que quizá es el más famoso de Viena, o al menos el que sirve uno de sus pasteles más mundialmente conocidos. Situado en la planta baja del Hotel Sacher, en pleno centro turístico de la ciudad, es inevitable echar al menos un ojo a su interior al pasar por delante. Inaugurado en 1876 por Eduard Sacher, el hotel se mantuvo en la familia hasta la muerte de Anna Sacher en 1930 y pasar por algunos años difíciles. La familia Gürtler adquirió el hotel y se mantiene a día de hoy como propietaria de todo lo que conlleva el nombre de Sacher.

Alojarse en el hotel estará fuera del alcance de la mayoría, pero desayunar o merendar una porción de la mítica Sacher-Torte es casi algo imprescindible para cualquiera que visite la ciudad. Como ya hemos mencionado al hablar de Demel, el Café Sacher tiene los derechos legales de ofrecer la “tarta original”, y hacen buen negocio de ello. A veces se forman largas colas para entrar a su café, que ofrece una pequeña terraza en verano que se cubre en invierno, y también en la tienda, donde se pueden comprar tartas de muchos tamaños para llevar en la mítica caja de madera.

A pesar de su fama, o precisamente por ella, no faltan los comentarios decepcionados de quien la prueba porque a veces el bizcocho está demasiado seco y puede resultar pesado. Aún así, creo que ningún amante del chocolate debería perder la oportunidad de catar esta legendaria tarta en su ambiente vienés. Servida con nata montada, está formada por un bizcocho de cacao con una fina capa de mermelada de albaricoque y una gruesa cobertura de chocolate negro que la recubre en el exterior.

Philharmonikerstraße 4
www.sacher.com/

Hay muchos más cafés y pastelerías repartidas por toda la ciudad, incluyendo locales más actuales que se alejan de las calles más turísticas, pero esta selección de la Viena más dulce es una buena manera de adentrarse en la cultura del café más clásico. Viena es una encantadora ciudad que merece la pena visitar incluso en invierno, aprovechando entonces las bajas temperaturas para refugiarse en uno de sus cafés y calentarse con una taza de café humeante y un buen trozo de tarta.

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