Desde hace varios años, la ciudad francesa de Lille, una de las más pobladas del país y la de más relevancia en el norte del país, se ha convertido en uno de los referentes en cuanto al uso de alternativas no contaminantes en movilidad urbana.
Sin embargo, ha llegado un momento que, incluso para Lille, las opciones de la bicicleta y del patinete eléctrico —principalmente— se han acabado convirtiendo en un problema que el ayuntamiento ha decidido atajar.
Con multas que van de los 35 a los 135 euros, la ciudad de Lille ha establecido una prohibición —con penas pecuniarias— que impide desde el pasado 6 de octubre el uso de cualquier vehículo de dos ruedas y sin combustión en el centro de la ciudad, independientemente de que sean bicicletas, patinetes eléctricos o monopatines.
La medida, cuentan desde el periódico francés Le Figaro, implica expulsar a las dos ruedas de todas las zonas peatonales de la ciudad (bastante peatonalizada) entre las 11 de la mañana y las 10 de la noche. Además, los sábados se amplia el perímetro a todas las calles peatonales de lo que se conoce como Vieux Lille (Viejo Lille).
Más allá de la polémica, lo que el ayuntamiento de la capital de la región Hauts-de-France pretende es reducir la afluencia de bicicletas y patinetes en su casco urbano y en las zonas peatonales, pues se ha creado un tráfico masivo que hace imposible la convivencia entre peatones y usuarios de bicis.
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Como también era evidente y como recalca Le Figaro, determinadas asociaciones de movilidad sostenible han protestado por una medida que saca de las calles alternativas ecológicas al transporte y que fuerza a los usuarios a "llevar a pie sus vehículos cuando entren en esta parte de la ciudad".
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