Anfiteatros, murallas, termas, teatros, acueductos… ¡Hasta templos!
De cómo la industria textil de Roma casi extingue uno de los mariscos más famosos de Cádiz
¿Cuántas veces piensas a la semana en la antigua Roma? fue una de las viralizaciones más extravagantes, Estados Unidos mediante, de 2023. Tanto es así que periódicos del caché de The New York Times se hicieron eco de una tendencia popularizada en TikTok sobre cuántas veces pensaban los hombres en el imperio romano.
No sabemos ni cómo ni por qué, pues atender a las razones de convertir algo en viral o tendencia son a veces ignotas. Lo que sí sabemos es que España, la antigua Hispania, fue uno de los territorios más relevantes del imperio Romano —y de la Roma preimperial, que también existió, aunque tenga menos 'fama'— y por eso nuestro país está cuajado de ruinas romanas de toda índole.
No hay prácticamente territorio en toda la península ibérica, incluido el vecino Portugal, donde no haya vestigios romanos, pero es cierto que hay algunos que sobresalen sobre el resto. Con la lógica excepción de Italia y muy a la par con Francia, España es el país de Europa donde más ruinas romanas podemos encontrar.
Teatros, anfiteatros, circos, termas, templos, portadas monumentales, acueductos… Hoy os invitamos a hacer un recorrido por España con algunos de los restos romanos más impresionantes de nuestro país en un recorrido más que milenario cargado de historia.
Muralla romana de Lugo
Hablamos de, casi, con total seguridad, la muralla romana mejor conservada del mundo. De hecho, a pesar de haberse elegido en torno el año 13 antes a. C. (bajo el reinado del emperador Augusto), apenas se ha modificado en estos más de 2000 años.
Con una longitud de algo más de 2.200 metros y pertrechada con 85 torres, la muralla romana de Lugo es el límite del casco histórico del antigua Lucus Augusti. Una auténtica maravilla arquitectónica con 10 puertas diferentes que permitían el acceso a la ciudad y que sirvieron para pacificar y conquistar el noroeste peninsular.
Acueducto de Segovia
Podríamos empezar esta perorata con aquel discurso de la película La vida de Brian, en el que se preguntaban qué habían hecho los romanos por ellos. Se hablaba de la agricultura, del alcantarillado, de la educación, de la sanidad, del vino o de, en ejemplos como este, del acueducto. Aunque en España hay bastantes restos arquitectónicos de acueductos romanos, la evidencia y el estado de conservación nos llevan a considerar el acueducto de Segovia como el mejor ejemplo de arquitectura civil hidráulica romana en nuestro país.
De hecho, aunque pensemos en el acueducto de Segovia, como un elemento completamente del pasado, la realidad es que estuvo aportando agua a la ciudad castellana hasta ya entra a la década de 1970. Se levantó a principios del siglo II d. C., durante los reinados de Trajano y de Adriano. Con un recorrido más de 15 km antes de llegar a Segovia, el acueducto recogía las aguas de una cisterna bautizada como el caserón. El milagro de acueducto no solo la distancia que recorre, sino también los terrenos que recorre. Compuesto de 167 arcos y en un estado de conservación primoroso, su mayor elevación se produce en la plaza del Azoguejo, ya en el centro de Segovia, con 28 metros de altura.
Teatro de Mérida
La antigua Emerita Augusta, la actual Mérida, fue una de las ciudades más importantes del imperio romano en la península ibérica. De hecho, fue la capital de la provincia Lusitania y también, tras la reforma de Diocleciano, lo que se consideró la primera capital de Hispania. En este caso, el teatro Romano de Mérida se inauguró en torno al año 15 antes de Cristo, y es uno de los grandes ejemplos de teatro romanos, no solo en España, sino también en Europa. Con una capacidad para hasta 6000 personas, el teatro fue remodelado varias veces a lo largo de su historia.
La fortuna, a pesar de que el uso de los teatros cayó en desgracia, a partir del siglo cuarto, es que fue cubierto en su práctica totalidad por tierra. Esto permitió, ya en siglo XX, comenzar unas excavaciones que en la actualidad se mantienen y que han permitido también que el teatro (aunque fue reconstruido parcialmente en la década de 1960) este prácticamente tal y como se concibió hace más de 2000 años.
Anfiteatro de Tarragona
Si de capitales hablamos, no menos relevante hablar del antigua Tarraco (coincide prácticamente en su totalidad con Tarragona), que conserva uno de los mejores ejemplos de anfiteatro romano de toda Europa. Aunque fuera erigido de manera tardía alrededor del siglo II d. C., no sería hasta el siglo III d. C., cuando empezara a ser utilizado de manera masiva. A pesar de que en origen, cualquier anfiteatro romano estaba orientado, a peleas de gladiadores o de luchas con animales, el anfiteatro de Tarraco también tiene una leyenda negra sobre él, pues se ajusticiaron a cristianos en sus arenas.
La singularidad del teatro del anfiteatro de Tarragona está en su cercanía al mar, así como en el aprovechamiento que hubo del pendiente, sobre la que se erige la construcción para dar forma aparte del graderío. Además, al estar cerca del mar, el acceso al anfiteatro era particularmente sencillo, incluso para el traslado de fieras y otros animales que venían de distintas provincias del imperio romano para participar en las venationes.
Templo romano de Vich
El templo romano de Vic, en la provincia de Barcelona, es uno de los restos romanos más inauditos y curiosos de toda España. Elegido entorno a principios del siglo II d. C., la época de mayor auge del imperio romano, este templo supone todo una rareza dentro de la península. A partir de la cristianización del imperio romano, así como la evolución de diferentes pueblos, culturas y creencias en la península, el uso de los templos romanos y su destrucción fue masiva en prácticamente toda Europa.
Por eso, encontrar un templo romano en el estado de conservación que se encuentra como el de Vic es curioso. De hecho, no sería hasta ya muy avanzado el siglo XIX cuando se descubre que este templo existía, ya que hasta entonces había estado medio sepultado por el castillo de los Moncada y, mucho más adelante, por la prisión de Vic. No obstante, aunque respeta buena parte de los orígenes romanos, como el pórtico columnado sobre el podio o la escalinata, obedece también a una reconstrucción del siglo XIX basándose en los restos que quedaban del original como un capitel corintio y un fuste de columna.
Conjunto Arqueológico de Itálica
Muy cerca del actual Santiponce, la antigua ciudad Romana de itálica, fue fundada alrededor del año 200 a. C. por el general Publio Cornelio Escipión. Apodado El Africano, Escipión fue uno de los comandantes más relevantes de la República romana, especialmente conocido por derrotar a los cartagineses en las segundas guerras púnicas. De hecho, itálica, obedece a su existencia por la formación de un pequeño contingente de legionarios en esta parte del actual provincia de Sevilla.
Sin embargo, Itálica crecería en protagonismo durante el periodo imperial, siendo incluso la cuna de emperadores como Trajano y Adriano, viviendo un especial florecimiento dentro de la península y dentro de la provincia bética que correspondería a lo que hoy es buena parte de Andalucía. En Italia, podemos descubrir el trazado de sus calles, los edificios públicos, así como numerosos objetos y ruinas del día día romano, además de los restos de una impresionante anfiteatro (uno de los mayores del imperio), así como sus termas.
Parque Arqueológico de Segóbriga
Hay curiosidades arqueológicas que en el siglo XXI nos pueden extrañar un poco. Sobre todo, cuando comparamos ciudades o zonas que durante determinadas épocas eran especialmente ricas y que en la actualidad no lo son tanto. Con el parque arqueológico de Segóbriga, en la provincia de Cuenca, aprendemos también un poquito de historia romana a costa del lapis specularis, un tipo de mineral que los romanos utilizaban como cristal y como ornamento festivo y que se da con gran abundancia en esta zona castellano manchega. Además, estaba en la misma ruta que conectaba Toletum Segontia (la actual Sigüenza) con Cartago Nova (Cartagena).
Todo esto, valió a segobriga para convertirse en uno de los grandes referentes del antiguo Roma en la meseta. De hecho, en este parque arqueológico, vemos restos de teatro, de anfiteatro, de termas, de basílica, del foro e incluso una acrópolis. Fácil de visitar y muy sencillo de recorrer, el parque arqueológico de Segóbriga es otro de esos pilares fundamentales para comprender mejor el imperio romano en la península ibérica.
Teatro romano de Cartagena
La antigua Cartago Nova, una de las ciudades más relevantes del imperio cartaginés, fue también trascendental para el imperio romano. Tras las Guerras Púnicas, los romanos expulsan a los cartagineses y conquistan sus tierras. Entre ellas, la citada Cartago Nova, donde se erigiría alrededor del año 5 a. C. el teatro romano. Con una capacidad de hasta 7000 espectadores, su uso fue habitual durante por lo menos tres siglos. Sin embargo, tras la aparición proclamación del cristianismo como religión oficial del imperio su uso se vio mermado. De hecho, tanto fue así que se empezó a desmantelar ya en el siglo cuarto después de Cristo, situación que se acrecentaría en los siglo V y VI.
Lo irónico es que sobre las ruinas del teatro y también sobre un barrio comercial de la época bizantina se levantaría alrededor del siglo XIII d. C. la catedral de Santa María la Vieja. Lo que ha favorecido que no se siguiera desmantelando el teatro romano, que no fue descubierto hasta finales del siglo XX y que en la actualidad además es la sede del Museo del Teatro romano de Cartagena, del cual se conserva alrededor del 60% de la construcción original y que hoy es el monumento más visitado (por número) de la Región de Murcia.
Puente de Alcántara
Pretender que 2000 años después, unas antiguas ruinas o unos vestigios romanos apenas estén tocados por el hombre contemporáneo. Es una quimera. Qué es lo que sucede con el puente de Alcántara, en esta localidad cacereña, construido sobre el río Tajo alrededor del siglo II antes de Cristo. Lo que sí es cierto es que este puente que sale un desnivel de más de 50 m y que tiene una longitud de casi 600 m, tiene unos orígenes marcadamente romanos, tanto la construcción como en el diseño.
Como es lógico, mucho más adelante también se remodelaría y se reforzaría con distintos tipos de sillería, tanto en la época musulmana como en la posterior reconquista, pero aún a hablamos de uno de los mejores ejemplos de arquitectura civil romana en la península ibérica.
Arco de Medinaceli
Ubicado en la antigua Occilis, que es la actual Medinaceli, este arco del triunfo es uno de los pocos ejemplos que quedan en pie de estas construcciones en la península ibérica. Además, conserva la singularidad de ser el único arco del triunfo de tres vanos que queda en España. Como suceden otros ejemplos, los arcos del triunfo estaban abigarradamente decorados con los éxitos del emperador al mando, sirviendo estos como panegírico de su reinado.
Realizado en opus quadratum, el arco de Medinaceli tiene un estado de conservación bastante aceptable, a pesar de su ubicación y de las inclemencias del tiempo a las que se ve sometido, razón por la que su decoración prácticamente no se puede distinguir. Además, el arco de Medinaceli no tenía una función solo decorativa o conmemorativa, sino que era la puerta de acceso a la ciudad. Hoy en día, ha quedado simplemente aislado dentro del antiguo Medinaceli, pues la mayor parte del pueblo se ha trasladado a pie de carretera.
Templo romano de Córdoba
Como hemos insistido, en el caso de Vic, la mayor parte de los templos romanos (además de por el tiempo) se dieron afectados por la cristianización del imperio. Por este motivo, lo más habitual es que fueran las construcciones que menos perdurasen en el tiempo. Curiosamente, aunque Córdoba sea especialmente afamada por su legado andalusí, conserva algunos vestigios romanos muy singulares, como sucede con este templo. Se estima que se empezó a construir en torno al año 40 o 50 después de Cristo, bajo los reinados de los emperadores Claudio y Domiciano.
Aunque se remodelar haría poco más tarde en el siglo II, lo cierto es que perdió parte de su predicamento cuando el casco histórico de Roma de Córdoba se acercó más al río Guadalquivir. De grandísimas magnitudes, ya que el templo constaba de hasta 32 metros de largo por 16 de ancho (lo que son unas medidas elevadas para la época), no sería redescubierto hasta bien entrado el siglo XVI, donde aparecen algunos restos de mármol que podrían hacer indicar la presencia de este tipo de ruinas. Sin embargo, realmente no se empiezan las excavaciones hasta allá mediados del siglo XX. Gracias a esto, los restos que aún perviven de este templo (apenas una docena de columnas) son de gran pureza.
Circo romano de Tarraco
Los circos romanos, junto a las termas y los templos, forman parte de los restos que peor se han sólido conservar del imperio romano. En el caso de los templos, hemos explicado que generalmente se debe a razones religiosas. En el caso de las termas, ser edificios relativamente pequeños. Sin embargo, los circos romanos eran construcciones monumentales que, una vez se perdió el sentido lúdico de su edificación, también eran difíciles de mantener, por lo que se aprovecharon sus sillares para otras construcciones.
Por eso, tampoco en España hay una gran cantidad de restos circenses. Aunque hay alguna ruinas en Itálica, en Sagunto, en Mérida o incluso en Toledo, la parte mejor conservada circo romano que hay en España es la del antiguo Tarraco. Construido alrededor del siglo primero d. C. durante el mandato de Domiciano, en el se celebraron las carreras de caballo habituales de la época romana, alrededor de unos 400 años, siendo transformada, parte del antiguo circo en espacio residenciales y viviendas.
Lo irónico, es que el circo romano de Tarraco es, seguramente, el mejor conservado del mundo. Al haberse terminado de construir la ciudad romana y medieval sobre estas ruinas, se respetó buena parte de la construcción original, como sucede con la cabecera oriental en la que se encontraba buena parte del graderío. Además, algunas de las vueltas interiores del circo también se conservan, sirviendo curiosamente como parte del casco antiguo de la Tarragona medieval.
Imagen de apertura | Teatro Romano de Cartagena. ©Museo del Teatro Romano de Cartagena
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