'Pepito ama a Pepita' es uno de los iconos de cualquier amor de tórtolos quinceañeros. Las superficies para plasmar el romance, tantas como se nos ocurran. Asfalto, paredes, papel, sacrificados árboles o, lo que lleva coleando varios días en Italia, uno de los ladrillos del Coliseo de Roma.
El problema es que el Pepito moderno ha tenido la genial idea de dejar la huella de su amor casi con pelos y señales, dejando su nombre, el de su novia y el día que pasaron ante las ruinas del anfiteatro Claudio.
También, en los tiempos modernos que corren, parece que el amor no vale nada si no se deja prueba de ello en Instagram o, peor aún, si son las redes sociales las que viralizan el vandalismo. Debe ser porque ya haber marcado un ladrillo milenario en el corazón de Roma es poca señal de afecto.
A los que no les ha parecido tan bien es a los italianos, especialmente a los romanos, que son particularmente sensibles al vandalismo que los turistas llevan a cabo en su patrimonio y que es lo que ha estallado esta pasada semana.
El responsable es Ivan Danailov Dimitrov, un ciudadano inglés de 31 años, que tuvo a bien plasmar su amor por Hailey —su novia, de 27 años— en uno de estos ladrillos, El problema es que le pillaron. O, más bien, un transeúnte —que le dedicó un colorido insultó— cazó a Danailov Dimitrov pintando y decidió hacerle el vídeo.
Tras el incendio, Dimitrov decidió recular y mandó una carta el pasado 4 de julio con la pedir disculpas a la fiscalía de Roma, a su alcalde y al municipio entero, explicando que admitía "con profunda vergüenza que sólo después de lo lamentablemente ocurrido me enteré de la antigüedad del monumento".
La carta, cuyos fragmentos han sido publicados en el diario romano Il Messagero, también son el pasaporte con el que Danailov Dimitrov pretende eludir la cárcel. Parecen palabras mayores, pero lo cierto es que hace tres años, varios incidentes vandálicos contra el patrimonio histórico y cultural italiano supusieron un recrudecimiento de las penas por vandalismo.
En esa situación se encuentra el enamorado de esta historia, al que quizá le puedan intentar meter entre dos y cinco años de prisión, además de una multa de 15.000 euros, por este acto vandálico y romántico donde se le ocurrió marcar con una llave su nombre y el de su amada en un ladrillo. En su defensa, podríamos decir que el ladrillo que Danailov Dimitrov grafiteó no era tan antiguo. De hecho, forma parte de la restauración del Coliseo que se llevó a cabo a mediados del siglo XIX, como explica The New York Times.
Sin embargo, no es excusa que 'sólo' tenga 170 años como para infravalorar el hecho. Razón que hizo que la policía romana identificase al enamorado vándalo valiéndose del registro de huéspedes de la ciudad, siguiendo la pista hasta Reino Unido, donde reside y donde se le ha comunicado la infracción.
Menos amable es la prensa italiana, que no se cree las excusas del infractor y que desmienten que no pudiera ser consciente de la antigüedad del monumento y que ven en todo esto una burda maniobra para eludir a la Justicia italiana.
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