Normandos, palmeras e historia en la primera capital de Fuerteventura: una escapada al sol de Canarias en pleno enero

Con temperaturas mínimas que apenas rozan los 16 grados en la mayor parte de las islas, las Islas Canarias son un pequeño paraíso a la vuelta de la esquina

Cuando el 85 % de España está repleta de lluvia, frío y bajas temperaturas. Hay un otro 15 %, que intenta resistir a los embates del invierno y de enero. Como siempre lo ha hecho: con sol y buen tiempo. Dentro de este 15 %, siempre está ese bendito archipiélago, al que no le podía venir mejor el nombre de islas afortunadas que son las Islas Canarias.

Con temperaturas mínimas que apenas rozan los 16 grados en la mayor parte de las islas, las Islas Canarias son un pequeño paraíso a la vuelta de la esquina para disfrutar de una escapada invernal y sumergirnos en otra época del año sin salir de España.

Algo que hoy recomendamos hacer desde Betancuria, la antigua capital de Fuerteventura, convertida hoy en un destino predilecto para encontrar la calma entre paisajes, casi desérticos y casas encaladas con más de 600 años de historia.

Lo curioso, sobre todo, si atendemos a otros topónimos canarios, es que Betancuria no suena absolutamente maxo, que eran los aborígenes que poblaron Fuerteventura y Lanzarote. De hecho, su historia se comienza germinar a principios del siglo XV cuando los conquistadores normandos llegan a la isla.

A ellos se debe el nombre, pues sería Jean de Bethencourt el primero en colocar aquí un asentamiento militar, justo en el interior de la isla, y que sería la futura Santa María de Betancuria. Con apenas 800 habitantes en la actualidad, Betancuria perdería protagonismo histórico a partir del siglo XIX, cuando las zonas costeras de Fuerteventura ganaran en importancia.

La Iglesia de Santa María, en Betancuria.

Sin embargo, esto también ha permitido que Betancuria sea un delicioso viaje en el tiempo en el corazón de Fuerteventura, salpicando su paisaje de palmeras, de volcanes y de edificios blancos. No es un capricho que Betancuria fuera una ciudad de interior, pues en el siglo XV —y posteriores— todavía los piratas asolaban las costas europeas y africanas, como demuestra una invasión berberisca a finales del siglo XVI que arrasó Betancuria.

En el paisaje de Betancuria contrastan los blancos de las casas con los verdes de las palmeras.

Sin embargo, en su reconstrucción se mantuvo el estilo de la isla, del que da testimonio la iglesia de Santa María, uno de los grandes encantos de la villa, erigida bajo los patrones del gótico francés, pero revestida de blanco. No menos relevante es el Convento de San Buenaventura,  hoy en ruinas —pero que fue el primer convento de las Islas Canarias—, cuyos arcos de medio punto y detalles arquitectónicos merecen mucho la pena.

Canarias 3 (Guías de País Lonely Planet)

También, como toda Canarias, Betancuria es otro refugio deportivo de primer nivel. Aunque este lejos de la costa, el Macizo de Betancuria, que domina la panorámica del interior, es ideal para practicar turismo activo como senderismo o rutas en bicicleta, siempre teniendo precauciones con la temperatura, a pesar del buen clima que siempre predomina en Fuerteventura.

Imágenes | iStock

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