El nuevo bar de aperitivos en Gràcia (Barcelona) que vuelve a los 80 sin pretensiones

En el encantador barrio de Gràcia, conocido por sus callejones estrechos y ambiente boho-chic (cada vez más prohibitivo), ha abierto sus puertas un bar que promete convertirse en uno de los favoritos de la ciudad y, en concreto, de los hipsters.

Este espacio gourmet, algo escondido (que no clandestino), ofrece una experiencia culinaria bastante singular en Barcelona, pues es un homenaje a los bares de aperitivos y comidas ligeras servidas a cualquier hora del día.

El bar, que combina diseño contemporáneo y un enfoque artesanal, juega a los tonos azul marino y a un namig bien elegido que quiere ser un homenaje al tan recurrente grito profesional de Oído cocina.

Según publican medios locales como Time Out Barcelona, este local está pensado para divertirse rindiendo un homenaje a la profesión de hostelero: no en vano las paredes están todas recubiertas de órdenes de sala a cocina con lo que decenas (quizás centenares) de mesas han pedido sus comandas a apurados camareros en otra vida, seguramente en el otro restaurante de los propietarios de Oído, Pedro Baño y Paco Benítez, La Fonda Pepa.

Este atrezzo quiere volver ahora a la época de los bares previos a las Olimpiadas en Barcelona, los de los años 80 y 90, donde la decoración era correcta, pero sin las pretensiones que la mayoría tiene hoy en día.

Una gran mesa central para compartir es la guinda de este viaje al pasado, donde los comensales que más bien son pasantes pueden compartir un espacio puntual porque no llegan a quedarse muchas horas sentados allí: los aperitivos y pinchos son de rápido asalto.

Asimismo, en Oído está muy claro a quién hay que halagar: entre los tickets de comandas, fotos en blanco y negro de los Papas de la cocina Paul Bocusse, Ferran Adrià, Santi Santamaria y la cocinera mexicana Abigail Mendoza vigilan la sala.

En su carta reinan las preparaciones aparentemente sencillas, pero tras las cuales hay horas de preparación, cocción y de marinado, por ejemplo. Croqueta de jamón ibérico, boquerones en vinagre, macarrones del cardenal, fricandó de ternera y pincho moruno, son algunas de estas propuestas. Aquí lo cortés no quita lo valiente.