Todos crecimos —y quien no, miente— con aquel soniquete pegado de la intro de Verano Azul mientras Pancho, Javi, Julia, Tito y el Piraña daban pedaladas buscando a Chanquete.
Aquel inmortal papel de Antonio Ferrandis es igual de inolvidable que Nerja, la localidad malagueña donde se rodó esta producción de RTVE que nos hace reconectar con nuestro pasado y que ahora, en otoño, se convierte otro de esos refugios mediterráneos donde el buen tiempo aún resiste.
Con máximas en noviembre que pueden superar ligeramente los 20º centígrados, Nerja es un reducto veraniego en la Costa del Sol, situada a apenas 50 kilómetros al este de Málaga, la capital provincial.
Algo más de 20.000 habitantes censados —que en verano se multiplican por cuatro o cinco— siguen dotando al pueblo de un encanto marinero cargado de un clima subtropical que pone sobre la mesa climas suaves durante todo el año.
Un destino perpetuamente paradisíaco que bien merece una escapada un fin de semana para redescubrir sus playas, los escenarios donde se rodó Verano Azul o las no menos impresionantes Cuevas de Nerja, seguramente el gran patrimonio natural de este municipio que nos invita así a conocer sus profundidades.
Qué ver y qué hacer en Nerja
Descubiertas en 1959, las Cuevas de Nerja se extienden por un sistema radicular de pasadizos, salas y bóvedas de hasta cinco kilómetros, aunque no todos son visitables. No obstante, hay varias salas muy espectaculares como la Sala del Vestíbulo, la más grande y primera de todas, con 32 metros de altura.
No menos impresionante es la estalagmita que domina la Sala de la Cascada, con 60 metros de altura. También la Sala de la Música y la Sala del Cataclismo merecen un buen repaso.
Ya fuer de las cuevas, Nerja también presume de patrimonio marítimo. Perfecta para tomar unos cuantos rayos de sol y para disfrutar de un buen paseo está la playa de Burriana, la más grande de las playas del municipio, que en otoño está más tranquilo y ofrece además panorámicas con mucho encanto.
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Con el ambiente de un pueblo marinero, cuajado de blancos y azules, Nerja invita a recorrer su casco histórico, surcado de calles empedradas y de pintorescas casas que invitan a pasear con calma. Tampoco hay que olvidar el Balcón de Europa, un pequeño promontorio desde el que se domina toda la bahía y que ofrece impresionantes vistas de toda la costa.
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