Playa, castillos y frutas tropicales: el destino más delicioso de enero está en la costa de Granada

Una escapada invernal a la costa granadina es una excelente alternativa para quien busque algo distinto al típico viaje de esquí y nieve

Puede que, al hablar de Granada, se nos vaya la cabeza irremediablemente a Sierra Nevada cuando pensamos en enero. El esquí y la nieve casi todo lo cubre, como también sucede con la impresionante capital, dominada por la Alhambra, que no se queda nunca atrás como destino turístico para cualquier momento del año.

Sin embargo, si estamos huyendo del frío —en la medida de lo posible— y no salimos de la península, una de las mejores opciones esperan en la Costa Tropical. Bautizada así por su microclima, el litoral granadino es un refugio de sol y playa, al menos para pasear, en los primeros meses del año.

Allí esperan localidades como Salobreña, un pequeño paraíso que conjunta naturaleza, playas de impresión, historia y buena gastronomía para convertirse en el reducto vacacional que tus escapadas invernales se merecen.

A apenas 70 kilómetros de Granada y a poco más de 90 kilómetros de Málaga, Salobreña es una escapada que bien merece la pena tanto para los que están en el interior de la provincia como para los visitantes de la Costa del Sol.

Qué hacer y qué ver en Salobreña

Marinera, blanca y recortada sobre un pequeño golfo de la costa, Salobreña está además muy cerca tanto de Nerja como de Motril o de Almuñécar, por lo que es otra alternativa perfecta para montar una escapada algo más larga y darse un capricho a la andaluza en cualquier momento del año.

Dominada su panorámica por el impresionante Castillo de Salobreña, santo y seña del pueblo, Salobreña se enorgullece de uno de los mejores ejemplos de su patrimonio histórico. Levantado en el siglo X durante el dominio andalusí de Granada, el castillo fue uno de los grandes fortines nazaríes durante la Reconquista. Visitable previo pago, el castillo es también ideal para, en días despejados, ver la costa africana e, incluso ver las cumbres de Sierra Nevada.

Sin embargo, el encanto de Salobreña no se reduce al castillo. Su casco histórico, circundando la fortificación, es otra de sus delicias. Ideal para recorrerlo sin prisa, las calles estrechas y empedradas, guarnecidas de paredes encaladas y de flores, son otro de los tesoros ocultos de una localidad que, como es lógico, piensa por y para el mar.

Con una costa extensa, Salobreña tiene varias playas que, independientemente del momento del año, son perfectas para caminar o para bañarse. La playa de La Guardia o la Playa de la Charca son buenos ejemplos, como también las calas de El Caletón o Cala Cambrón.

Además, por su disposición, Salobreña también permite disfrutarse desde las alturas con algunos de sus miradores, como el Mirador de Enrique Morente o el Mirador del Postigo, otro par de escenas de las que llevarse las maravillosas vistas de esta localidad granadina.

Incluso los amantes del turismo activo tienen aquí una cita en Senda Mediterránea, un paseo litoral que conecta Salobreña con Almuñécar —14 kilómetros en total— y que es perfecto, sobre todo en primavera y otoño. Si te pareciera largo, también puedes coger simplemente el tramo que parte de la Playa del Peñón, acercarte a La Guardia y regresar a La Caleta, una pequeña pedanía cargada de encanto.

Andalucía 3 (Guías de Región Lonely Planet)

Por último, no conviene irse de Salobreña sin entregarse a los placeres gastronómicos. Muy afamada, como sucede en toda esta parte de la Costa Tropical, por mariscos como la quisquilla o las gambas, es esta época del año una de las mejores para disfrutarlas. Como también sucede con las frutas tropicales que se cultivan en los alrededores y que nos harán viajar más lejos de lo que pensamos sin salir de España.

Imágenes | iStock

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