El pueblo de Castellón que hace de su castillo y su muralla el mejor viaje posible al pasado este otoño

En esta localidad histórica no hay que dejar de lado sus sopas ni sus quesos

Cuando pensamos en la Comunitat Valenciana, es fácil que nuestra mente evoque imágenes de playas doradas bañadas por el Mediterráneo, palmeras meciéndose al viento y terrazas repletas de turistas disfrutando del sol. Y es que esta región del este español ha sido, tradicionalmente, sinónimo de turismo de sol y playa, un destino veraniego por excelencia que atrae a millones de visitantes cada año en busca de buen tiempo y aguas cristalinas.

Sin embargo, la riqueza de la Comunitat Valenciana va mucho más allá de sus costas. Adentrándose en su interior, especialmente en las estaciones de otoño e invierno, el viajero descubre un mundo de posibilidades que desafían los estereotipos.

Pueblos medievales, montañas escarpadas, gastronomía de primera y una historia milenaria aguardan a aquellos dispuestos a explorar más allá de lo convencional. Y entre estos tesoros escondidos, brilla con luz propia Morella, un enclave que parece sacado de un cuento medieval en pleno corazón de la provincia de Castellón.

Situada en la comarca de Els Ports, al noroeste de la provincia de Castellón, Morella se alza majestuosa sobre una colina rocosa, coronada por un imponente castillo que domina el paisaje circundante. Sus murallas, que rodean completamente el casco antiguo, son testimonio de un pasado turbulento y glorioso, convirtiendo a esta localidad en uno de los conjuntos histórico-artísticos más impresionantes de toda España.

Llegar a Morella es parte de la aventura. Desde Castellón de la Plana, la capital de la provincia, el trayecto en coche dura aproximadamente una hora y media, recorriendo unos 100 kilómetros por carreteras que serpentean entre montañas y valles, ofreciendo vistas espectaculares. Si se parte desde Valencia, el viaje se extiende a unas dos horas y media, cubriendo una distancia de alrededor de 175 kilómetros. Aunque el acceso en transporte público es limitado, existen servicios de autobús desde ambas ciudades, aunque con horarios reducidos, especialmente fuera de temporada alta.

Qué ver y qué hacer en Morella

Vista de Morella. ©Morella Turística.

El Castillo de Morella, que corona la ciudad, es sin duda la joya de la corona. Aunque sus orígenes se remontan a épocas anteriores, la mayor parte de la estructura actual data de los siglos XIII y XIV. Un paseo por sus murallas ofrece vistas panorámicas impresionantes de la ciudad y el paisaje circundante, especialmente hermosas durante el otoño, cuando los bosques cercanos se tiñen de tonos ocres y dorados.

Más allá del castillo, el casco antiguo de Morella es un laberinto de calles empedradas y edificios históricos que invitan a perderse. La Basílica de Santa María la Mayor, una joya del gótico valenciano, merece una visita detenida. Su portada, conocida como la Puerta de las Vírgenes, es considerada una de las obras maestras del gótico español.

La Puerta de las Vírgenes, en la Basílica Arciprestal Santa María la Mayor. ©Morella Turística.

El Ayuntamiento, con su lonja gótica del siglo XV, y el Convento de San Francisco, que alberga un museo de dinosaurios, son otras paradas obligadas. Para los amantes de la arqueología, las pinturas rupestres del Barranc de la Valltorta, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, se encuentran a poca distancia.

Morella no es solo historia y cultura. Su entorno natural ofrece numerosas posibilidades para los amantes del turismo activo. La comarca de Els Ports está atravesada por numerosas rutas de senderismo y ciclismo que permiten explorar bosques de pinos, encinas y robles, así como formaciones rocosas espectaculares. En otoño, estas rutas se vuelven especialmente atractivas con el cambio de color de las hojas.

La escalera del coro de la Basílica Arciprestal Santa María la Mayor. ©Morella Turística.

Para los más aventureros, la escalada en las paredes rocosas cercanas o el barranquismo en los ríos de la zona son opciones emocionantes. Y si se busca algo más relajado, los paseos a caballo por los alrededores ofrecen una forma diferente de disfrutar del paisaje.

Ninguna visita a Morella estaría completa sin degustar su rica gastronomía. La cocina morellana es robusta y sabrosa, perfecta para los meses más fríos. Platos como la olla morellana, un guiso contundente de carnes, legumbres y verduras, o el tombet, una especie de pisto, son imprescindibles.

Quesos de Pastor de Morella.

La trufa negra, recolectada en los bosques cercanos durante el invierno, es un ingrediente estrella en muchos platos locales. Los quesos artesanales, especialmente los de la firma Pastor de Morella, merecen un buen reconocimiento, entre ellos el conocido como queso de pañoleta, una especialidad local, habitual en el Maestrazgo.

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Para los golosos, los flaons, unos pastelillos rellenos de requesón y almendras, son una delicia que no hay que dejar de probar. Restaurantes como el Vinatea, ubicado en un palacio del siglo XVII, o Casa Roque, conocido por su cocina tradicional con toques modernos, ofrecen experiencias gastronómicas que complementan perfectamente la visita histórica y cultural.

Imágenes | Morella Turística / Comunitat Valenciana

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