Esta localidad proclama en su marca todo lo contrario a lo que realmente es: no hay que perdérselo
A veces, los nombres pueden ser engañosos y no solo no designar la cosa sino despistar completamente sobre su significado, en un desafío total a la semiótica y a los significados.
Este es el caso de un pueblo de Italia, donde hay una pequeña localidad con un nombre que causa rechazo absoluto, incluso miedo, pero basta con visitarlo para darse cuenta de que es un verdadero paraíso, al contrario de lo que su nombre indica.
Este pueblo de 300 habitantes llamado Purgatorio es todo lo contrario al infernal destino que plantea la religión: este rincón siciliano combina paisajes idílicos, historia y una atmósfera muy particular que lo convierten en un destino imperdible.
El pueblo, cuyo nombre provoca más de una sonrisa entre los turistas que consiguen llegar hasta él (pues está en una pequeña isla de Sicilia), esconde una belleza que pocos lugares pueden igualar. Este enclave está rodeado de colinas verdes, viñedos y vistas espectaculares como las que se consiguen en cualquier punto un poco elevado de Sicilia, con sus volcanes y parajes.
Además, eeste destino italiano ofrece tranquilidad y una conexión con la naturaleza difícil de encontrar en otros sitios mucho más turísticos de la isla de El Padrino.
Casas pintorescas
Su centro histórico es un laberinto de callejuelas adoquinadas, pequeñas plazas y casas pintorescas decoradas con flores. Cada rincón parece sacado de una postal, y sus habitantes se esfuerzan por preservar la autenticidad de su cultura y tradiciones para demostrarle al mundo que aquello no es un purgatorio, sino una senda al cielo.
Además de su belleza, como no puede ser de otro modo en el oasis de los cannoli y el pan siciliano, este pueblo tiene una rica gastronomía, que no destaca tanto por la oferta en restauración, sino por su proximidad a rutas naturales y viñedos. Los visitantes pueden disfrutar de caminatas al aire libre, paseos en bicicleta o catas de vinos que revelan el carácter único de la región.
Aunque su nombre pueda desanimar a algunos al principio, este pueblo demuestra que no hay que juzgar un libro por su portada y que trás la oscuridad pruebe haber mucha luz.
Foto | Marina Leonova
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