Arruina un Patrimonio de la Humanidad y responde "quería dejar algo de mí allí": la última inconsciencia de un turista británico

El parlamento italiano aumentó recientemente el importe de las sanciones para quien altere lugares de interés artístico, histórico o cultural

Cara, muy cara. Así le puede salir la tontería a un turista británico que tuvo como genial idea grabar las iniciales de su mujer e hijas, así como una palabra, en una pared en las ruinas de Pompeya, catalogadas como Patrimonio de la Humanidad Unesco.

Tras grabar la palabra 'mylaw' con un instrumento punzante en una de las paredes de la antigua ciudad romana, arrasada por una erupción del volcán Vesubio en el año 79 después de Cristo, el turista británico, de 37 años, fue arrestado por las autoridades locales de Torre Annunziata, el municipio al que oficialmente pertenece el territorio en el que se enmarcan las ruinas.

No es la primera vez. Seguramente tampoco será la última, pero Italia ha aumentado la presión económica e incluso penal en los responsables de vandalizar cualquiera que sea su patrimonio histórico, artístico, arquitectónico o cultural, como también sucedió en 2023 donde otro turista, también británico, marcó en uno de los sillares del Anfiteatro Claudio –el popular Coliseo de Roma– las iniciales de su amada.

El turista en cuestión, originario de la ciudad de Derby, habría grabado el pasado siete de agosto las iniciales JW, LMW y MW, así como la palabra 'mylaw' en uno de los muros de la antigua Casa de las Vestales, uno de los grandes emblemas de Pompeya, situado justo detrás del Templo de Vesta.

Tras mostrar un arrepentimiento casi inmediato tras su arresto, como explica el diario italiano Corriere della Sera, el susodicho explicó que "quería dejar algo de sí mismo allí".

A pesar de sus disculpas, fuentes de la policía local aseguran que "tendrá que pagar". Y no poco. Con el fin de disuadir a turistas y locales de cualquier tipo de agresión al patrimonio, el parlamento italiano elevó las multas para el que cometiera este tipo de delitos en lugares de interés artístico, histórico o cultural, con cifras que van desde los 15.000 euros hasta los 60.000 euros.

La señal en cuestión, en una de las paredes de la Casa de las Vestales. ©Corriere del Mezzogiorno.

En caso, además, de no hacer frente a la cuantía económica, podría abrirse una causa penal que pudiera, incluso, suponer pena de prisión para los infractores.

Además, como recuerda Corriere della Sera, parece que los turistas tienen una especial predilección por dejar testimonio de su idiotez en las ruinas de Pompeya. En 2020, un turista se hizo un selfie en el tejado de las Termas; en 2021, otro turista robó una tapa de alcantarilla del Domus de Sirico y en 2022 un australiano fue detenido tras pasear con una scooter durante más de kilómetro y medio por las ruinas, lo que supuso la apertura de una causa penal.

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Ahora queda comprobar en qué y cómo se resolverá el penúltimo atentado contra el patrimonio histórico italiano y cómo saldrá del atolladero el británico que tuvo la infeliz e imbécil idea de dejar su sello en unas ruinas con 2.000 años de historia.

Imágenes | Corriere del Mezzogiorno / pompeii_parco_archeologico

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