Son 157 los metros sobre los que se levanta Torre Picasso, uno de los rascacielos más icónicos de Madrid. Parte fundamental de la zona financiera de Azca, en pleno Paseo de la Castellana, su altura, junto a la de la Torre BBVA, le ofrecía hasta la llegada de las famosas 'Cuatro Torres' el honor de ser el edificio más alto de la capital.
Ahora, además de ser uno de los hormigueros empresariales más potentes de España, sirviendo sus 43 plantas para ser el hogar de empresas como Google, consultoras como Deloitte o EY, la compradora de materias primas suiza Glencore o bancos como Société Générale y HSBC, también es uno de los puntos más caliente de las gastronomía capitalina.
Con su planta baja abierta de par en par, la Torre Picasso ha dado la bienvenida a una revolución hostelera que aterriza en una de las zonas más cotizadas de Madrid con una intención: alargar el día y estirarse hasta la noche.
De la mano de dos potentísimos grupos, la Torre Picasso ya no es sólo un hervidero de gente a primera hora de la mañana, viendo desfiles de tacones y corbatas mientras los Airpods se aprietan en los oídos de sus portadores. Ahora también las corbatas y los tacones estiran sus dominios hasta la noche.
Por un lado, Pabblo; la más rutilante apertura del grupo Larrumba Holding, creador de conceptos como Castizo, Fanático, Perrachica, Habanera o Carbón. Por el otro, Circolo Popolare, el tercer despegue del grupo Big Mamma en Madrid, tras conquistar a un son italofrancés con Bel Mondo y Villa Capri.
Pabblo, la obra de arte de Larrumba Holding
Proyectos mastodónticos en una zona huérfana de hostelería nocturna donde, como explica Javier Mendizábal, director de markéting de Larrumba Holding: "Queremos dar de comer bien a precios comedidos". No es un farol. Proponen para sus mediodías un menú corporativo por 24 euros sobre el que merece la pena detenerse. Sin embargo, no son las mañanas donde Pabblo busca dar la campanada.
"De momento tenemos capacidad para 250 comensales", explica Mendizábal, con la intención de que, cuando se amplíen las dos terrazas que llegarán en primavera, el restaurante albergue hasta 450 plazas. Para ello, un auténtico ejército de trabajadores —90, nada más y nada menos— que ha supuesto uno de los grandes quebraderos de cabeza para la compañía.
"El punto fuerte de Pabblo va a ser la noche", ratifica. "Abierto de lunes a domingo, el horario de cierre del restaurante —que homenajea al pintor Pablo Ruiz Picasso en su bautismo— se sitúa a las dos de la mañana, presumiendo además de ser "el único restaurante de Madrid que tiene espectáculo musical en directo todas las noches".
Una banda de siete miembros se encarga de amenizar la velada de este macrorrestaurante de dos plantas y 2.000 metros cuadrados que ha cogido la tradición por bandera para desmarcarse de la nueva ola gastronómica.
"Podría llamarse cocina desactualizada", explica uno de los chefs del restaurante. No le falta razón. Ratatouille, blinis con caviar, ensaladilla rusa, ensalada niçoise, terrina de foie gras, lenguado a la meunière… La carta se nutre de ese afrancesamiento picassiano, basándose en clásico de la cocina francesa, muy lejos de las propuestas clónicas que vemos en Madrid a día de hoy.
El festival gastroitaliano de Big Mamma
También dos plantas, en la parte baja del edificio, es lo que ocupa Circolo Popolare, la tercera odisea gastronómica del grupo Big Mamma en Madrid. Replicando el concepto del restaurante original, situado en Londres, el grupo francés vuelve a expandirse por 760 metros cuadrados plagados de techos altos, de tapicerías de leopardos y de un estilo retro setentero para sumergirse en la cultura italiana.
Con el cierre marcado a las 00:30, Circolo Popolare busca también que Azca se convierta en un polo de atracción nocturna para cenas, valiéndose de algunos de sus clásicos como los antipasti y el juego dulce con el que ya aterrizaron en Madrid, poniendo nombres originales a sus recetas.
De nuevo, además haciendo hincapié en la italianidad, incluyendo embutidos como el prosciutto di Parma, el lonzardo o la auténtica mortadella, demás de la burrata y reforzando la propuesta de sus pastas frescas como sucede con la girella de rabo de toro, pero también abriendo la mano a que aparezcan carnes a la brasa.
También con mesas más amplias y más largas, incluyendo varias mesas comunales, Circolo Popolare actúa como esa especie de Foro que por las mañanas será capaz de resolver un almuerzo laboral en 30 minutos y que por la noche se pueda integrar la cocina con la coctelería sin complejos.
Principios del food & fun que desde hace unos años pegan con fuerza en Madrid con el advenimiento de los dinner shows y de la conversión de muchos restaurantes en improvisadas salas de fiesta y que ahora, también, intenta agitar la zona de AZCA, un avispero matutino pero un auténtico sepulcro por las noches. Queda ver si lo lograrán, pero las inversiones y las intenciones apuntan por todo lo alto.
Imágenes | Pabblo / Circolo Popolare
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