Esta joven taberna, bar y tienda, recupera el encanto parroquial de los viejos ultramarinos marineros
Visitar Cantabria sin probar sus anchoas sería un acto tan sacrílego como pasar por Nápoles sin probar ni una pizza, y una de las mecas de la conserva está, sin lugar a dudas, en Santoña. Y qué mejor sitio para dar buena cuenta de este manjar del mar que una pequeña taberna bautizada como Anchoateca La Mutua. El primer templo consagrado a este producto cántabro es el mejor lugar para paladares novatos o expertos en el arte de su degustación.
Pueblo pesquero por antonomasia, Santoña mantiene a pesar del turismo su esencia y encanto como villa portuaria, con ese aroma de la vida marinera impregnando cada rincón de sus pintorescas calles. El bocarte y la anchoa en salazón ocupan un lugar predominante en toda la localidad, siendo desde hace más de siglo y medio motor económico del pueblo y también foco de atracción para turistas y visitantes que acuden a comprar o probar in situ.
En Santoña no hay grandes gastronómicos de renombre, ni falta que le hace. Es un pueblo para amantes de los bares, casas de comidas, restaurantes más familiares y, sobre todo, tabernas. Y en apenas seis años La Mutua se ha ganado el puesto como sede de la anchoa, del laterío cántabro, de la barra y del aperitivo. Sin más pretensiones que homenajear al producto local y dar a conocer la cultura de la anchoa artesana de calidad que vertebra la localidad.
La primera 'anchoateca' del mundo
La Mutua nació en el año 2017 cuando tres amigos, socios fundadores, se lanzaron a poner en marcha su proyecto de un local que diera visibilidad y valor a la industria conservera local, al producto y a la labor artesana que hay detrás. Así, José Luis Crespo, Sergio López de Guereñu y Carlos Prieto transformaron el antiguo local de una compañía de seguros en una taberna de las de toda la vida, pequeña y algo rústica pero con un encanto propio y acogedor.
En sus paredes se hace patente ese culto con toda una exposición de latas y productos, fotografías, vídeos y otras imágenes que rinden homenaje a los pescadores, sobadoras y artesanos de ayer y hoy, ayudando así a divulgar un poco la historia de la propia Santoña.
Situada a dos pasos de la céntrica plaza de San Antonio, La Mutua recupera esa esencia de bar de barrio de pescadores, sin caer en el viejunismo pero tampoco sin pretensiones modernas. Parece que lleve abierta varias generaciones, y entre sus concurridas mesas y huecos en la barra se mezclan parroquianos, turistas nacionales y extranjeros y visitantes cántabros que en temporada alta hacen complicado hacerse con un hueco si no se llega pronto.
Lo bueno que tiene este local es precisamente que funciona como taberna de aperitivo, de tapeo y almuerzo tempranero, donde abrir boca antes de comer o llenar el estómago sin más ambición que compartir unos vinos, vermú o cañas con buen tapeo. Un tapeo donde, obviamente, la reina es la anchoa, y está muy bien acompañada.
El paraíso de la anchoa y algo más
Como no podía ser menos, gran parte de la breve carta está dedicada a la anchoa, con una amplia selección de nombres propios que representan a algunas de las mejores conserveras y puertos de la zona, algunas de ellas premiadas. Se ofrecen por octavillos, incluyendo la selección especial de la casa, y si no se tiene una marca favorita lo mejor es ir probando todas o dejarse aconsejar por el personal. Aquí no hay anchoas mediocres.
Una buena opción es pedir alguna de las tablas para acompañar, siendo más que recomendable la de queso curado con su octavillo de anchoas y ración de pan, perfecto para compartir y montarse un montadito simple pero matón; ya sabemos que los lácteos grasos maridan suculentamente bien con esta joya en salazón.
En Anchoateca La Mutua no hay cocina como tal, pero cuentan con una buena selección de productos cántabros con los que comer a base de raciones o picotear tapas y pinchos de laterío y despensa, como los fabulosos pepinillos rellenos de bonito, las ya clásicas gildas o el siempre efectivo matrimonio de anchoa y boquerón.
Además de varios quesos locales, el local cuenta con embutidos artesanales de calidad -los chicharrones tienen especial fama- y una selección de buenas conservas marineras para llenar un poco más el estómago, como los ricos chipirones rellenos en su tinta, las zamburiñas en salsa o el mejillón gallego. Y los amantes del cuchareo pueden calentarse con una ración de fabada o cocido montañés; en lata, claro.
Y para beber, además de la típica cerveza que también sirven por cañas -como es de esperar-, La Mutua cuida la selección de vinos con referencias locales especialmente elegidas para maridar con las conservas marineras, como el tinto Babor y el blanco Estribor, además de aperitivos como el clásico vermú y cócteles propios.
La Anchoateca recuerda también a esos viejos locales mezcla de ultramarinos y bar, y de hecho funciona asimismo como tienda. Todas las anchoas que se ofrecen en carta se pueden comprar en el establecimiento a precio de fábrica.
Qué pedir: anchoas, anchoas y más anchoas. Aunque creas que no te gustan demasiado, merece la pena darles otra oportunidad dejándote guiar por cualquier octavillo de la carta, o animarse con alguna de las preparaciones especiales, como la combinación dulce salado sobre sobao. El quesuco ahumado está buenísimo y entre los embutidos destaca la tabla de ibéricos y los chicharrones de Cádiz. Muy buen bonito del norte y gildas de nota, sin florituras.
Datos prácticos.
Dónde: Calle Alfonso XII, 4, 39740 Santoña.
Precio medio: 10-20 euros, según el apetito.
Teléfono: 618535722.
Horarios: abre todos los días a las 12.00 horas.
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Foto portada | Anchoateca La Mutua
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