Restaurante Clericó, cocina argentina en Alcobendas

Clericó es un restaurante al que acudo con regularidad, aunque nunca os había hablado de él. La cocina argentina nos gusta mucho en casa y siempre hemos tenido un restaurante de referencia donde poder reencontrarnos con un buen asado de tira, un revuelto gramajo o dejarnos seducir por un panqueque de dulce de leche.

En los últimos tiempos, cuando sentimos esta pulsión, ponemos rumbo a Clericó, en concreto al local que esta cadena tiene en Alcobendas, por proximidad y ya casi por familiaridad, pues nos sentimos siempre muy bien tratados allí.

El lugar es agradable, un comedor con paredes de ladrillo visto que a pesar de su gran tamaño conserva un aire de intimidad en las mesas gracias a la iluminación, que en algunos lugares se realiza con velas, y a la compartimentación a base de muretes, que en la parte central forman pequeños rincones en torno a mesas redondas.

En nuestra última visita pedimos unos entrantes seguidos de una buena carne y cómo no, un vino argentino, que me encantan en particular. Nada más sentarnos llegó un aperitivo ligero, unos bastoncillos de zanahoria y apio con un dip de queso, que realmente engrasan el apetito sin sobrecargar el estómago. La empanada criolla resulta muy sabrosa y bien condimentada, y es raro que no la pidamos, es un clásico en nuestra comanda.

El revuelto de morcilla con patatas paja es otro de los entrantes que solemos tomar, con una mezcla muy acertada y equilibrada de ingredientes.

Siempre pedimos carne, y solemos decantarnos por un lomo alto fileteado, una pieza de unos 600 gramos para dos personas que se acompaña de patatas fritas o asadas con mantequilla. Suele salir muy buena, aunque últimamente en la cocina les ha costado acertar con el punto de asado y han tenido que volver a pasarla por la plancha pues salía demasiado poco hecha. Pero no es problema, por que la carne es estupenda y el servicio no puede ser más amable. Dimos buena cuenta de ella y poco quedó en el plato, apenas unos jugos...

Para beber tomamos un Newen Malbec 2008, que como prácticamente todos los vinos argentinos que he probado me gustó mucho, y que fue un estupendo acompañante en esta comida.

Y de postre, por muy llenos que acabáramos, no pudimos rechazar los guiños que nos lanzaba desde la carta el panqueque de dulce de leche, que es una delicia, con el relleno de dulce de leche caliente, abrazado por un panqueque tierno y muy suave. La cuenta final ascendió a unos cuarenta y cinco euros por persona.