El sábado era día de descanso nos apetecía comer bien, decidimos ir al Corte Inglés de Castellón, muchos dicen que el restaurante de estos grandes almacenes son un servicio para los clientes que van a comprar, pero personalmente pensamos que mucho merece la pena ir a comer al restaurante de El Corte Inglés y ya de paso, aprovechar para comprar.
Así que no podemos hacer menos que poneros los dientes largos con el menú degustación que nos sirvieron, recomendaciones muy acertadas para un paladar como el nuestro, ávido por disfrutar de la calidad del producto y la innovación a la hora de trabajarlo.
Comenzamos con un entrante suave en su textura y pronunciado en su sabor, una Brandada de bacalao en muselina con crujiente de pasta philo, en texturas muy acertado y con un sabor exquisito que sólo perduraba mientras se degustaba, algo muy importante cuando entre los ingredientes se encuentra el ajo.
Continuamos con unas Gambas medianas en juliana de cebolla tierna, frescas, fresquísimas, con un pronunciado sabor a mar que inundaba también a las espinacas que acompañaban.
Para los segundos nos dejamos llevar de nuevo por la recomendación del maître, con un plato de carne y otro de pescado, el primero era un Medallón de solomillo con piña en tres texturas, la idea estaba muy bien, pero la carne estaba demasiado hecha (para nuestro gusto), por lo que la piña enmascaraba su sabor.
Lo que fue sublime y no nos cansamos de rememorar en nuestro paladar es la Lubina a baja temperatura con salsa de albahaca, excelente jugosidad combinada con una salsa que potenciaba la frescura del plato, los frutos secos tostados y una albahaca muy sutil, pronunciaban el sabor que la carne de pescado nos quería proporcionar.
En los postres disfrutamos de una exquisita Crêpe de manzana y helado de vainilla con reducción de Coca Cola, sorprendente, nos guardamos la idea para hacerla próximamente en casa.
Como colofón, una Crema de pistacho con nougantine de plátano y biscuit de chocolate blanco con crujiente de canela. Muchos sabores en perfecta armonía, texturas que provocan en el paladar el juego de descubrir y con la dulzura justa, ideal para culminar la comida muy satisfactoria.
Para amenizar la comida disfrutamos de un Pintia 2003, un gran vino de la D.O. Toro al que le dedicaremos un posts, pues bien lo merece.
Aprovechamos para agradecer la atención y el buen servicio que siempre brindan en el Restaurante de El Corte Inglés, un equipo que emana la pasión que por su trabajo profesan.