Restaurante Izariya. Alta cocina japonesa en Madrid

Hace unos días estuve celebrando con mi mujer el final del rodaje de una película que la ha tenido fuera de casa unos meses y nos fuimos al Restaurante Izariya donde se puede comer alta cocina japonesa en Madrid.

Este restaurante que abrió hace menos de un año, se está convirtiendo en una referencia en cocina japonesa, por la calidad de sus preparaciones, su esmerada atención y la posibilidad de comer en la barra viendo en directo cómo se preparan los distintos platos de la cocina Kaiseki japonesa.

El local y los espacios

Si quieres ver cómo te preparan todo y disfrutas viendo a los cocineros trabajar cada plato, elige la barra y disfrutarás en primera fila del buen hacer del chef y sus compañeros que te deleitarán con la facilidad con la que trabajan y la velocidad con que sirven los distintos platos. Hay siete puestos para comer en la barra así que indícalo al hacer la reserva.

Si eliges comer en una de las mesas, descubrirás el minimalismo de la decoración que se hace patente tanto en la entrada del restaurante como de su estrecha sala en la que solamente se sirven comidas para unas dieciséis personas en cada sesión.

Menú degustación de Izariya

Existen varios menús de degustación, en los que hay que confiar en el saber del chef Masahito Okazoe y su equipo ya que es complicado elegir entre uno y otro, ya que la carta no trae explicaciones detalladas de qué incluye cada uno. Existe uno de 60 euros, otro de 80 euros, y aún faltan dos más, de 100 y 120 euros respectivamente en los que las diferencias consisten fundamentalmente en la calidad de los productos utilizados (como carne de buey wagyu o la utilización de determinados pescados)

La información de la carta dice qué tipo de platos se van a servir, un aperitivo, una témpura, algo de sashimi de distintos pescados, una sopa, etc pero la información bien completa solo te llega cuando te ponen los platos delante y te los explican al servir. El motivo, además de las dificultades de idioma está en que los menús cambian todos los meses, aunque siempre mantienen la estructura similar.

El menú de 80 euros, que fue el que probamos, incluye al comienzo un original aperitivo, una porción de tofu de edamame muy caliente servido con wasabi fresco, cuya textura resulta sorprendente y con un intenso sabor. Excelente para abrir boca, en especial en compañía de las diferentes cervezas japonesas que tienen en su carta. La Coedo, artesana y con carácter me resultó especialmente buena, aunque también me gustó la Ichiban, más suave.

Continuamos con el sashimi de pescados. Delicioso atún rojo, tierno y jugoso, sorprendente la dorada y espectacular el calamar fresco servido en una hoja de sisho que había que enrollar y morder. El sutil aroma a frutos secos de la hoja funciona de forma increíble con el dulce del calamar en crudo. Una maravilla.

También viene con una vieira y guarniciones de cebolla, wasabi y jengibre. Es muy peculiar la cajita de porcelana en la que se sirve este plato, ya que dentro de la caja viene la ración de uno de los comensales y en la tapa la del otro. Ingenioso y delicado.

Continuamos con una témpura mixta con hortalizas y carne con una calidad excepcional. Crujiente, a la temperatura perfecta y con unos ingredientes sabiamente seleccionados, fue uno de los platos más ricos.

Los ingredientes de la témpura que podéis ver en la foto superior eran carne de cerdo, zanahoria, cebolla, setas shiitake, Berenjena y calabacín. Una mezcla original y abundante que nos encantó a mi mujer y a mí.

Tras estos entrantes, llega el primer plato fuerte, un plato alargado con siete preparaciones diferentes a cual más delicada y original. Son siete creaciones de tamaño bocado que permiten la charla y el diálogo entre los comensales ya que cada uno de ellos da que hablar y comentar.

Una deliciosa crema fría de maíz, un pescado (borriquete o roncador) rebozado en algas, una cereza metida en una gelatina de sake o un nigiri con un pedazo de bambú fresco y jugoso que sorprende dan paso a unas frituras crujientes de espárrago blanco con yema de huevo y sal de bacon, una albóndiga de pollo cocinada en salsa teriyaki o la ensalada de calamar y miso con wakame.

Tras este despliegue creativo, falta el último plato, el Tahikomi Gohan, un caldero de arroz con salmón cocinado en una olla de vapor, que tras enseñarnos, preparan directamente y sirven a los comensales, junto a una deliciosa sopa de miso y tofu, delicada y reconfortante.

Para terminar, el postre, una quenelle de helado de níspero. Dejando de lado que el helado estaba delicioso de sabor, en su punto de azúcar y que era cremoso de verdad, me quedé con ganas de más.

En mi opinión ahí es donde más debe mejorar este restaurante para ofrecer algo más elaborado y abundante, o dos postres diferentes ya que en un menú de degustación tan pensado y tan delicado, parece que el capítulo de los postres se queda un poco escaso.

Con independencia de todo, la valoración global del restaurante Izariya es muy positiva, por el atento servicio, por lo original de todas las preparaciones y por salirse de los platos más habituales en todo restaurante japonés, lo que nos parece muy novedoso. Si mejora el capítulo de los postres y mantiene las calidades en todos los demás platos, este restaurante es sin duda un buen lugar para descubrir cómo sorprenderse con la cocina japonesa.

Restaurante Izariya

Degustación desde 60 euros
Calle Zurbano 63
Madrid 28010
Tel reservas 91 3083812

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