Restaurante La Candela. Cocina creativa en Valdemorillo

Hace unos días conocí un restaurante que me dejó fascinado. Se trata del restaurante La Candela en Valdemorillo que con su cocina creativa e imaginativa basada en la cocina asiática me sorprendió muy gratamente.

El restaurante no sólo era original en su concepción y decoración, sino que estaba lleno de esos pequeños detalles que te emocionan en un restaurante y te animan a recomendarlo y a volver. Si tenéis ocasión, creo que os alegraréis de daros una vuelta para conocerlo.

El local y su decoración

El restaurante La Candela tiene dos zonas. Una preciosa barra con algunas mesas en la planta baja, y un comedor en la planta alta. La barra es ideal para tapear, porque es amplia y tiene una gran anchura que te permite disfrutar de cada plato con toda comodidad.

Las mesas de abajo se han elaborado con palets de madera reciclados, y resultan cómodos para comer de manera informal. En el piso de arriba, las mesas tienen espacio suficiente para comer sin agobios y sin cercanía con los demás comensales.

La vajilla es muy original, tanto la que utilizan para servir los platos del menú, con motivos de caza, como la que tienen expuesta como decoración en una vitrina. Según me contó Sión, la dueña del local, algunas piezas proceden de su familia y otras las ha ido adquiriendo en el Rastro y en tiendas de antigüedades. Otros platos los sirven sobre pizarra natural de gran tamaño.

La oferta gastronómica

Una de las cosas que me gustó es que la carta cambia todos los jueves. Pero es que cambia incluso físicamente ya que la imprimen en papel reciclado y destruyen las cartas cada semana, para renovar su oferta tanto de tapas como de menú degustación y empezar de cero.

El responsable de la cocina, Samy, está especializado en cocina oriental, en especial de la zona de Indonesia y combina los productos de mercado con maestría para ofrecer platos originales que cambian casi cada día. Evidentemente aunque los platos cambian cada semana, hay algunos --los de más éxito-- que se mantienen constantes si la temporada lo permite.

La carta de tapas, con el nombre de Tapicheando ofrece platos en torno a 8 euros bien construidos, bien presentados y con excelente combinación de ingredientes sabores y texturas. El menú degustación ofrece dos recorridos, uno corto con 4 platos que sale en 29 euros y otro largo de 6 platos que sale por 40 euros, siempre con bebidas aparte.

Como fui con mi mujer a la hora de cenar, probamos unos cuantos platos en plan "Tapicheo" para conocer su oferta gastronómica. Algunos de ellos fueron realmente magníficos.

Comenzamos con un cebiche de mejillones en leche de tigre con frutas y seguimos con unos dim sum hechos de harina de arroz panceta soja y jengibre. A continuación probamos su Harumaki de callos a la madrileña y un jugoso tomate kumato relleno de zanahorias baby, trigueros, daikon, pimiento asado y helado de aceite de oliva.

Después pedimos la sardina ahumada con fresas, que viene acompañado de un ajoblanco hecho con almendra y leche de coco, servido a la vista en el momento. Delicioso y muy refrescante. Me gustó mucho este plato, tanto visualmente como por los distintos matices y sabores.

También probamos el solomillo de cerdo confitado con berberechos, crema de coliflor y mojo rojo (impresionante combinación) y aunque no lo probamos, vimos el huevo a baja temperatura con patatas pochadas y otras en forma de espuma, con jamón chorizo y tuétano, que estaba disfrutando otro cliente a nuestro lado y nos permitió fotografiar.

Me guardo para el final el que para mí fue el plato de la noche, un tataki de bonito, simplemente marcado, acompañado de un sorbete de limón y albahaca, con apio y aceitunas de Aragón, uno de los platos más conseguidos que he probado últimamente. Podéis ver la foto en la cabecera de este post.

Para los postres, ofrecen un surtido llamado Dulce Candela que incluye halvás, helado, chocolate, brownie, que en mi opinión resulta excesivo por su abundancia, aunque lo ofrecen para dos personas, perfectamente podrían disfrutarlo entre tres o cuatro.

En cuanto a las bebidas, me gustó ver que tenían cervezas artesanas como las magníficas de La Virgen, así como cavas y una bodega suficientemente surtida. Como después tenía que regresar a Madrid conduciendo, no bebí vino y me conformé con dos cervezas y después seguí con agua.

En resumen, comer en el restaurante La Candela en Valdemorillo resultó una deliciosa experiencia que pienso repetir y que no puedo menos que recomendaros, pues salí realmente contento y satisfecho de la variedad y calidad de los platos que probé.

Restaurante la Candela

Travesía de San Juan nº 2 Valdemorillo 28210 Madrid Precio medio 15-20 euros de tapas y 29 euros más bebidas menú degustación Reservas 918990221 / 625396330

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