Restaurantes Pecado, buena cocina moderna en Murcia y Águilas en un ambiente de diseño sin pecar de pretenciosidad

Volver a tierras murcianas tras más de una década viviendo en Madrid da una perspectiva distinta del panorama gastronómico que se puede encontrar hoy en día. La oferta madrileña es casi inabarcable, pero hay una línea que se resiste a desaparecer y está extendiéndose por todo el país. Es la moda de los restaurantes que destacan primero su interiorismo y después quieren deslumbrar con cartas "viajeras" en las que se repiten siempre las mismas elaboraciones, con platos que son carne de Instagram y de esclavos de las tendencias.

En la capital abundan los espacios que acogen famosos grupos como Lalala, El Paraguas, Mentidero, Oter o La Fábrica. Lugares de ubicación estratégica con un cuidado diseño firmado por conocidos nombres del mundo del interiorismo que buscan la foto perfecta pero a menudo olvidan dotar de personalidad propia y calidez al local, confundiéndose unos con otros, también en las cartas, casi clonando elaboraciones en las que prima la cocina fusión con lo tradicional.

Pero estamos hablando de Murcia, última Capital de la Gastronomía en la malograda última edición de este distintivo, que, aunque alargado un año más por las circunstancias, lamentablemente no se ha podido aprovechar al 100% de lo que inicialmente estaba planeado. Y, aunque en los últimos años la Región está demostrando que tiene mucho que decir en cocina actual, de vanguardia y de calidad, con nombres propios que se saben reivindicar, es inevitable mantener en el recuerdo una idea fija de su oferta gastronómica, aún alejada del postureo excesivo de la capital.

Es por eso que acercarse a Restaurantes Pecado es hacerlo con cierto recelo, aunque con ganas de dejarnos sorprender alentados por las buenas críticas y el entusiasmo con el que amigos y conocidos recomiendan su visita. Nos dejamos tentar en primer lugar por el local más joven, en Águilas, preciosa localidad marinera donde uno espera comer pescado y platos tradicionales, pero en la que también hay hueco para propuestas más vanguardistas.

Dos espacios diferentes, misma esencia gastronómica

Pecado nació en 2016 bajo ese cuestionable concepto de gastrobar que, afortunadamente, el grupo perdió recientemente tras la última gran renovación de la carta en 2020, con la reapertura tras el confinamiento. Restaurantes Pecado es por tanto el nombre actualizado del proyecto de los socios José Manuel Sanz y Pablo Barreda, empresarios del mundo del interiorismo que apostaron por el potencial de Murcia para emprender su andadura gastronómica.

El nombre de no responde a un origen concreto, pero pronto destacó como el más adecuado al ser un término atractivo que refleja muy bien la esencia del proyecto que tenían en mente. Desde el punto de vista promocional, además, 'Pecado' da mucho juego para presentar la cocina, el estilo decorativo y la forma de plantear la carta y los distintos eventos que organizan en sus locales.

Inaugurado este verano en una nueva ubicación tras unos cinco años junto al popular Mercado de Verónicas, Pecado Murcia (Frenería, 6) se sitúa ahora más céntrico, en una tranquila calle de edificios señoriales centenarios, con vistas directas a la imponente torre de la Catedral de Murcia, entre la plaza del Cardenal Belluga y la ajetreada Gran Vía.

En un estilo art decó neoyorquino que combina distintos elementos eclécticos con pequeños espacios diferenciados, amplios ventanales y muchos espejos, el restaurante de Murcia tiene una aire más sofisticado y urbano, sin avasallar, que sin duda dará mucho más juego al caer la noche invitando a quedarse de sobremesa con su carta de cócteles.

En Águilas (Iberia, 13), sin embargo, el diseño aprovecha el llamativo espacio de un antiguo almacén de esparto abandonado hace muchos años, con siete metros de altura y situado directamente frente al mar. Un enclave privilegiado que ofrece una pequeña pero agradable terraza, además de algunas mesas en el mismo paseo marítimo, idóneo para llenar el restaurante de aires tropicales y exóticos, con muchos curiosos detalles para ojos curiosos.

Es Pecado Águilas, sin duda, el restaurante que más sorprende por lo llamativo de la construcción y del mundo selvático al que te transporta al traspasar las puertas, pues no tiene nada que ver con la oferta hostelera que lo rodea en torno a las playas, el puerto o el interior de la localidad marinera.

Una carta moderna que no olvida la cocina murciana

La cocina de Restaurantes Pecado se define, en palabras de su copropietario José Manual Sanz, como una "cocina de equipo", aludiendo a todo el personal de ambos locales que, con distintas procedencias, estilos y edades, ponen en común la carta proponiendo, probando y modificando los platos y sus presentaciones.

Croqueta de gambas al ajillo con alioli de limón.

Esto se traduce en una carta con propuestas que poco sorprenderán de primeras a cualquiera que frecuente la escena gastro de otras capitales más cosmopolitas como los mencionados en Madrid, aunque menos presente, aún en ciudades como Murcia o Águilas. Cocina fusión, ingredientes y técnicas de moda y sabores de todo el mundo confluyen en una carta bien completa aunque sin avasallar, con muchos platos perfectos para compartir.

No faltan las croquetas, que aquí también vienen acompañadas de aderezos, como parece haberse puesto de moda, aunque por suerte lo hacen con sentido. A 2 euros la unidad en Águilas, y 2,2 euros en Murcia, se agradece que haya opción cárnica, marinera y vegetariana, con guiños al producto y la cocina murciana, destacando especialmente la muy conseguida croqueta de michirones con crema de sobrasada, suculenta y perfectamente ejecutada.

Ensalada de wakame, salmón marinado, tomate cherry, melón y pesto verde.

Las cartas de ambos restaurantes son prácticamente idénticas, aunque hay algunos platos que solo se ofrecen en uno u otro, como los arroces, por encargo, de Águilas (a banda -12 euros-, y de chato murciano con verduras de la huerta-15 euros-, otra referencia 100% murciana).

Jugando con el concepto de experiencia en torno a ese "pecado", los platos se distribuyen en apartados con nombres sugerentes -tentaciones, pecado original, edén, pecado venial, pecado carnal y libres de pecado-, una idea divertida aunque algo confusa por estar un poco cogida con los pelos en ciertos platos.

Láminas de tomate de temporada, encurtidos murcianos, espuma y crujiente de alcachofa.

Aunque muchos ingredientes pretendidamente exóticos están ya más que vistos, como la ensalada de alga wakame y salmón (15 euros), en Pecado saben aportar un toque especial con otros productos en los que se cuida la calidad de la materia prima y, sobre todo, la ejecución y presentación. Son platos que harán las delicias de los instagrammers y de cualquiera que disfrute de la mesa primero por la vista.

Un salmón ahumado de calidad, bolitas de melón murciano, tomates coronados con esferificaciones y el toque especial que aporta una suave salsa pesto casera dan otro aire a la mencionada ensalada -el pesto italiano con las algas japonesas funcionan sorprendentemente bien, para repetir en casa-, y casi hacemos palmas al no encontrar por ningún sitiola ya aburrida burrata. En su lugar, veremos queso fresco de cabra, otro producto murciano.

Carpaccio de picaña madurada.

Nos encantó la espectacular ensalada de láminas de tomate de temporada (12,5 euros), finísimas y sabrosísimas, coronadas con una espuma suave que contrasta con las alcachofas de exterior crujiente y corazón jugoso, bien aderezadas con aceite de hierbas y una selección de encurtidos murcianos de calidad. Otro ejemplo de cómo en Pecado no olvidan la tierra murciana y sus productos, dándoles una presentación refinada pero sin quitarles protagonismo, aportando técnicas de cocina más moderna a lo tradicional.

Tiradito de corvina, esferificaciones, vinagreta cítrica y salsa roteña.

No hay burrata pero sí tartares, tataki, tiradito -de corvina (14 euros), muy sabroso y tierno, bien acompañado con la salsa roteña y la vinagreta cítrica tan refrescate- o el tan mediático pulpo (20 euros). Lo perdonamos porque nos encanta y porque también es un producto típicamente murciano; aquí una generosa pata se cocina al horno y se marca luego a la brasa para dejarlo muy tierno por dentro y crujiente por fuera, acompañado de puré de patata violeta y diferentes salsas.

El servicio en ambos locales es impecable, con un personal de sala atento, rápido y derrochando amabilidad, con buen conocimiento de la carta y los platos y siempre dispuesto a ayudar. La carta informa bien de los alérgenos y además se puede informar al personal de posibles alergias o intolerancias para adaptar algunos de los platos, otro detalle a agradecer.

Pata de pulpo cocinada en dos tiempos y patata violeta con salsas.

También suma puntos que en ambas visitas nos sirvieran un aperitivo de cortesía -encurtidos murcianos artesanales y paté de atún con tostas- y que no te sirven la típica cesta de pan sin pedirla, costumbre demasiado extendida en muchos sitios de Madrid y que la cobran a precio de sangre de unicornio con el aperitivo que no has pedido.

Leche frita cristalizada al aroma de cointreau, cremoso y helado de turrón.

Los postres no defraudan, con elaboraciones propias que combinan recetas tradicionales, ingredientes locales y toques más internacionales con una presentación excelente, sin rendirse a la ya cansina tarta de queso o el trilladísimo coulant de chocolate. Deliciosa leche frita cristalizada con helado de turrón (6 euros), muy original el milhojas de limón con crujiente de paparajote y helado de café asiático (8 euros); más murcianidad reinventada. La esfera de chocolate 70% (7,5 euros) es imprescindible para los chocolateros.

Qué pedir. Los amantes de las croquetas no pueden perderse alguna de sus opciones, siendo la de michirones la más original y murciana (2-2,2 euros). Por salirse también de lo habitual, el tuétano glaseado con crema de erizo (10 euros) puede ser una buena opción para quien busque algo diferente. Muy recomendable también la ensalada de láminas de tomate ya mencionada, así como el "casi carpaccio" de gamba blanca (15 euros). Los chocolateros deben pedir sí o sí la esfera de chocolate.

Datos prácticos
Dónde: calle Frenería 6 (Murcia) y calle Iberia 13 (Águilas).
Precio medio: 30€.
Reservas: 868 917 152 (Murcia) y 868 78 18 78 (Águilas).
Horarios: cierra los lunes.

Foto de portada | Restaurantes Pecado
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