Aunque lleva abierto unos tres años, este restaurante decidió transformarse hace unos seis meses, reformando el local y apostando por una cocina más elaborada en la que el producto fuera el protagonista. Por eso, si visitas el restaurante Sagasta 28 Bistró & Gourmet, podrás comer y beber a base de productos con Denominación de Origen.
Lo curioso es que además de comer o cenar en un buen ambiente, si te gustan los productos que comes, o si te quedas con ganas de probar algo, puedes también comprarlo allí mismo, o después a través de su página web.
El restaurante, situado en la zona de Alonso Martínez, funciona bien a mediodía con un menú del día de 11 euros y también con la comida a la carta, que puede estar en torno a los 25 euros, dependiendo de lo que se pida y de la bebida elegida, por lo que resulta un lugar interesante para conocer y repetir.
La carta me gusta ya que además de la descripción del producto y su precio, indica también el vino que recomienda para maridar; por si fuera poco, sus precios son bastante razonables para los que vemos últimamente en los restaurantes madrileños.
Para comenzar, puedes pedir una degustación de Aceite de Oliva Virgen Extra con panes procedentes del Museo del Pan Gallego y después comenzar a probar sus platos de picoteo, todos ellos en raciones generosas que os enseño a continuación.
De entrada, un clásico como el jamón de bellota de la D.O. Guijuelo, que se sirve con pan, tomate rallado y aceite de oliva virgen extra, la mejor forma de ir abriendo boca.
Tras el jamón, llegó uno de los platos más característicos de este local, sus patatas bravas. Lo particular es que en lugar de utilizar tacos de patata, cortan éstas en láminas y luego montan una especie de lingotes superponiendo las láminas de forma que al freír la patata queda crujiente y con aspecto peculiar como podéis ver en las imágenes.
La salsa, como no podía ser de otra manera, está hecha sin tomate, de la misma forma que os expliqué en la receta definitiva de patatas bravas que publicamos hace poco.
Otro plato típico en nuestros bares son las croquetas. En Sagasta 28, las hacen muy buenas, con la pasta muy fina y con sabores tan interesantes como las croquetas de calabaza y amaretto, las imprescindibles croquetas de jamón ibérico y quizás las más ricas, las de burrata con trufa que os recomiendo sin dudar.
Mirad que pinta, ¡y qué tamaño!. (En la foto hay 6 croquetas, dos de cada uno de los sabores que os he dicho) Según me indicó Oscar Schouten, uno de los propietarios del local, próximamente habrá croquetas de queso de Tetilla en su carta.
Los platos fuertes
Aunque mi acompañante y yo pensabamos comer en plan de aperitivos y raciones, no pudimos dejar de pedir dos platos, para así probar su cocina más elaborada.
Empezamos con un tartar de atún rojo, delicioso, cremoso y bien aliñado, con un tamaño más que generoso que daba para tres o cuatro personas sin problema.
El otro plato, esta vez de carne fue la ración de secreto de cerdo ibérico de bellota de Guijuelo, servido sobre una mostaza de piña y con guarnición de patatas y salsa de sidra. Muy recomendable.
Otros platos fuertes que no probamos, son el chuletón de vaca trinchado, el pulpo a la parrilla con ricotta curada, o la hamburguesa de buey de La Finca, que dejamos para otra ocasión ya que estábamos en ese momento bien saciados y queríamos probar algún postre.
El postre
La oferta de postres de Sagasta 28 recoge algunos platos muy tentadores. Tarta de queso con Azafrán de la Mancha y miel de la Alcarria, la crema catalana clásica y una tarta casera que cambia cada día.
Siguiendo la recomendación que nos hicieron, probamos el brownie de Gianduja con helado de chocolate belga, una auténtica delicia a la que en mi opinión sobraba el pegote de nata y la decoración con el sirope, pero que en todo caso merece la pena probar.
Restaurante Sagasta 28 Bistró & Gourmet
Calle Sagasta 28
Madrid 28004 (Metro Alonso Martínez)
Telefono 91 082 4507
Precio medio 25-30 euros
Web | Sagasta 28 Bistro
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