Pocas pistas más hacen falta, si metemos en la ecuación La Vera, pueblo serrano y emperador, para adivinar que nos estamos refiriendo a Cuacos de Yuste, uno de los pueblos más bonitos de la provincia de Cáceres.
Situado en la comarca de La Vera, archifamosa por ser el hogar de uno de los pimentones más reputados de Europa, Cuacos de Yuste es un pequeño pueblo de apenas 820 habitantes que, sin embargo, contó entre sus más ilustres invitados a uno de los grandes reyes de la historia de España.
Elegido por Carlos I de España como el lugar donde se retiraría, tras abdicar en 1556 favor de su hijo Felipe II, Cuacos de Yuste ya lucía un monasterio previo, levantado a comienzos del siglo XV.
De hecho, también se levantó en esa centuria la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, que evolucionó de la primigenia iglesia-fortaleza del siglo XIII a lo que hoy es en la actualidad y que reúne algunos de los mejores ejemplos de arte sacro de la zona, incluyendo retablos de la escuela andaluza y un órgano barroco, así como la sacristía, también del siglo XVI.
Sin embargo, la gran fama de Cuacos de Yuste deviene por ser el lugar elegido por Carlos I para su retiro. Aquí permanecería prácticamente un año, hasta su muerte, convertido así este lugar en retiro dorado del primer rey de la casa Habsburgo que tuvo España.
Qué ver en Cuacos de Yuste
El contraste de Cuacos de Yuste y su carácter de tranquilo pueblo serrano, caracterizado por las balconadas y aleros de madera, repletos de encalados y de calles empedradas, es notable con las dependencias del Monasterio de Yuste, catalogado como Bien de Interés Cultural, que combina detalles constructivos del gótico, como sucede con el claustro antiguo y la iglesia, y elementos ya renacentistas, que se añadirían durante el reinado de Carlos I.
Singular, como luego sería la edificación del Monasterio de El Escorial, pues los detalles constructivos del monasterio de Yuste son más bien sencillos, donde el ladrillo y la sillería dominan la edificación, prescindiendo de alardes decorativos.
Un elemento curioso, para tratarse de uno de los reyes más poderosos de la historia, y que sirve también como reflejo de los años crepusculares de Carlos I, también por entonces Emperador del Sacro Imperio Germánico.
Bajo esa particularidad, Cuacos de Yuste ha florecido como un destino turístico por su relativa proximidad a la Comunidad de Madrid –apenas dos horas en coche– y también por el boom que ha supuesto el turismo rural, tanto en la comarca de La Vera, famosa por las estribaciones de la Sierra de Gredos, lo cual hace que sus piscinas naturales y gargantas sean muy demandadas en verano, como la próxima comarca del Valle del Jerte.
Aquí manda la primavera, sobre todo en sus primeros estadios, con la floración de los cerezos que se salpican por los distintos bancales, dotando a todo el valle de una cobertura blanca realmente espectacular.
De nuevo en Cuacos de Yuste, el pueblo también sorprende con una rareza: el cementerio militar alemán, que desde 1983 sirve como camposanto para los soldados alemanes fallecidos en terreno español –ya fueran aviadores, marineros o del ejército de tierra– durante la I y la II Guerra Mundial, y que supone toda una singularidad en terreno español.
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