Los cruceros no dejan indiferente a nadie, o se aman o se odian. Los que los amamos tenemos muchos motivos, el romanticismo y la belleza del mar, el poder visitar tantos sitios distintos, la comodidad de no tener que andar haciendo y deshaciendo maletas, la diversión, y por supuesto, la comida.
En un crucero, toda la comida está pagada de antemano y por eso parece que es gratis, lo que hace que algunas personas coman como si se fuera a acabar el mundo y, en general, todos nos pasemos y volvamos a casa con algunos kilos de más. Por eso es importante no dejarse llevar por tantas tentaciones como se nos ofrecen y actuar con un poco de sentido común.
Lo primero es que penséis que tenéis por delante siete días de desayunos, comidas, meriendas, cenas, y en algunos casos, buffets de medianoche con lo cual tendréis tiempo para probar todo lo que os llame la atención a lo largo de los días sin tener que coger un empacho el primer día.
El desayuno
En un crucero van personas de muchas nacionalidades distintas, y una de las cosas en que más nos diferenciamos gastronómicamente hablando, es en nuestra manera de desayunar, así que en el buffet del desayuno suele haber muchas clases de alimentos, desde frutas, cereales, yogures, etc hasta bacon, huevos en diversas formas, salchichas, patatas o alubias, pasando por fiambres, quesos y diversos panes así como bollería variada, tortitas y tostadas francesas, con diversos aditivos como caramelo, chocolate o siropes.
Aunque se suele desayunar temprano y casi siempre tenemos por delante una mañana ajetreada de visitas o excursiones y a veces no nos de tiempo a volver a comer al barco, no debemos caer en la tentación de comer para todo el día. Yo os aconsejaría que siguierais con vuestras costumbres cotidianas, aunque os permitáis algún extra. No creo que nadie suela desayunar a diario 7 u 8 tostadas con huevos revueltos, un par de salchichas y una torre de 5 ó 6 lonchas de bacon, con unas cuantas tortitas regadas con chocolate como postre.
Mención aparte merece el café, y ahí solamente os puedo desear suerte, porque el que se puede tomar sin pagar suele ser un café americano malísimo para nuestro gusto que solamente se puede tragar mezclado con una buena cantidad de leche. Si sois unos puristas del café os tocará pagar un expreso en uno de los bares.
La comida
Algunos días tendréis que comer en tierra para aprovechar las visitas, pero cuando lo hagáis en el barco lo normal será hacerlo en el buffet, ahí los peligros que nos acechan son muchos, pero con un poco de cabeza podremos salir indemnes.
Lo primero que os aconsejaría es que no amontonéis en un mismo plato todo lo que os vayáis encontrando y os llame la atención. Os aseguro que este tipo de platos donde conviven varios tipos de ensalada, algo de pasta, una hamburguesa, un trozo de pizza, un poco de algún guiso de carne y una o dos cucharadas de paella con las indispensables patatas fritas es lo que más abunda en las mesas de los buffets de los barcos, el colmo ha sido este año ver uno de esos platos coronados por dos trozos de pastel.
En mi opinión lo mejor es comer como lo haríamos en casa o en cualquier restaurante, empezar con un plato de ensaladas o con una sopa y después un plato de carne o pescado que podemos acompañar con algún tipo de arroz, pasta o patatas, y para el postre, un bol de fruta y algún dulce. Todo esto en unas cantidades normales que no nos dejen pesados para toda la tarde.
Hoy en día los buffets de los cruceros está divididos en diferentes islas según el tipo de alimento y mi consejo es que antes de escoger vuestra comida deis una vuelta para ver todo lo que hay y escoger lo que más os apetezca. Creo que el sistema de ir haciendo una fila e ir cogiendo según vamos encontrando las fuentes sin ninguna planificación, nos lleva a coger un montón de cosas que a lo mejor ni siquiera nos gustan por si después no encontramos nada mejor.
La cena
Normalmente, la cena se hace en el comedor principal y suele ser la de mejor calidad y presentación y en la que menos excesos se cometen. Los menús suelen tener 5 ó 6 opciones para elegir, tanto de entrantes como de platos fuertes y de postres. Las raciones no suelen ser muy grandes y aunque se puede pedir más de un plato de cada categoría no creo que sea normal hacerlo.
Además, en casi todos los barcos suelen ofrecer platos vegetarianos y menús ligeros con los que podemos compensar un poco los excesos del día. El servicio en estas zonas suele ser especialmente atento y agradable, con lo que el momento de la cena acostumbra a ser uno de los más agradables del día, donde se comenta con los compañeros de mesa los pormenores del día y suele reinar el buen humor.
Aparte de estas tres comidas, siempre suele haber algo para picar, ya sean pizzas, bocadillos, buffet de merienda o picoteo de medianoche. Eso sin hablar del buffet de chocolate por la noche que ofrecen algunas compañías y que es una orgía de calorías que nos dejará el estómago para el arrastre si no tenemos un poco de cuidado. Yo os aconsejaría que si hay algo que os atrae especialmente no os privéis, pero evitad caer en la tentación de estar comiendo continuamente para evitar desagradables problemas digestivos. Por lo demás, estoy segura de que si aplicáis un poco de sentido común disfrutaréis plenamente de vuestras vacaciones en el mar. ¡Buen viaje!
Imagen | Christian Córdova en Flickr
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