The Knife, parrilla argentina en San Sebastián de los Reyes, Madrid

Siempre que como en un bufé tengo un sentimiento contradictorio. Por una parte llego con curiosidad infantil, deseando ver qué sorpresas guardan las bandejas y ensaladeras. Por otra, termino teniendo la sensación de que a pesar de haber comido en abundancia, el menú ha sido incoherente. Con estas tribulaciones a mis espaldas, este fin de semana me dirigí a The Knife, una parrilla argentina que cuenta con años de experiencia en Argentina, siempre con la fórmula de bufé libre.

El local es muy amplio, y la zona en la que se ubica el bufé bastante despejada para permitir un paso fluido. Tras una fila de mesas dispuestas al modo dinner, bastante bulliciosas por estar cercanas a la transitada zona de paso, se abre el comedor en sí, aislado y grande, con dos pantallas de televisión a cada lado, que permite comer o cenar mientras se ve un partido de fútbol, por ejemplo. El día de nuestra visita jugaba Argentina contra Alemania, y el restaurante era un fulgor de camisetas albicelestes.

Una vez sentados a la mesa, una encantadora camarera se convirtió en nuestra anfitriona y guía. Nos explicó cómo funcionaba la fórmula y tras invitarnos a llenar el plato, nos trajo de la cocina unas empanadas criollas. La mesa de bufé es variada y extensa. Una cuarta parte tiene boles con los ingredientes necesarios para componer ensaladas al gusto, y en el resto de la mesa se reparten muchas bandejas con ensaladas y platos fríos.

De los platos que probamos, podemos decir que la calidad era irregular, algunas ensaladas, como la de apio y manzana resultaban limpias, frescas y muy agradables de comer, mientras que otras eran un difícil reto, como la de judías bancas, ya que estaban bastante duras. Como siempre sucede en estos lugares, el ojo nos hizo llenar los platos demasiado, y llegamos al turno de carnes con el buche un poco lleno.

Frente a la mesa fría se encuentra la parrilla, en la cual se pide el segundo plato; o el tercero, o el cuarto, no olvidemos que estamos en un bufé... A un lado, una cristalera deja ver la zona donde se asa la carne; no puedo describirla con palabras, es mejor que vean la imagen, todo un espectáculo.

Tras guardar unos minutos de cola, llegamos al mostrador, donde pudimos descubrir una orgía de asados: pollo, cerdo, picaña, entraña, vacío, chorizo… Pena que del otro lado nos urgieran a pedir y abandonar la cola en cuestión de segundos, con un venga, venga, venga bastante poco agradable. Pero pude conseguir al vuelo un corte de picaña tierno y jugoso, un chorizo y una morcilla. De propina y poniendo ojitos, un poco de verdura asada. La guarnición de la carne se sirve en la mesa; nuestra amabilísima camarera nos trajo unas patatas fritas, y se adentró en la parrilla para conseguir la patata asada que las prisas me negaron.

De postre hay doce referencias, de las cuales escogimos el panqueque de dulce de leche, correcto en relación calidad precio. Tras unos cafés, muy buenos por cierto, pedimos la cuenta, que al ser un menú a precio cerrado no tuvo grandes sorpresas. El menú de fin de semana cuesta 23,90 con bebida y postre incluido; tentados por la posibilidad de mejorar el vino de la casa, escogimos un Trivento Shiraz-Malbec, con un recargo de cinco euros. Con dos cafés, (no incluidos en el precio) pagamos veintisiete euros por persona.