Con una extensión de cerca de 40.000 hectáreas, se trata de la única intervención de la mano del hombre que se puede ver desde la órbita espacial
Es posible que todo el mundo haya crecido con ese fastuoso mito de intentar ver la Tierra desde el espacio, procurando reconocer a miles de kilómetros algunas de las construcciones que el ser humano ha ido pergeñando durante siglos.
De esos mitos, seguramente la palma se la lleven la Gran Muralla china, así como las Pirámides de Gizah, en Egipto, donde el tridente de Keops, Kefrén y Micerino serían, según cierta sabiduría popular, los tres elementos que por tamaño se podrían descubrir desde el espacio.
Sin embargo, si tuviéramos la suerte de viajar al espacio y echar un vistazo a la superficie terrestre comprobaríamos que, por desgracia, las posibilidades de descubrir construcciones humanas es más bien limitada y casi nula.
Por descontado, no se ven ni la Gran Muralla China ni las pirámides de Gizah. Algo que tiene bastante sentido y que se ha desmontado desde hace unos cuantos años. A pesar de ser construcciones mastodónticas, lo evidente es que no hay manera humana de descubrirlas a simple vista desde una nave espacial.
De hecho, en el caso de la Gran Muralla China es bastante posible que no se pueda ver ya en lo que se considera la órbita terrestre baja –entre los 200 y los 2.000 kilómetros–. El motivo, bastante evidente, está en su propio aspecto. La Gran Muralla China no se puede ver desde el espacio por varias razones.
La primera es que es una construcción bastante fina, apenas presenta anchuras máximas de cinco metros. Sí, es una construcción larguísima, con cerca de 22.000 kilómetros, pero eso no hace que sea fácil de ver. Parte de las causas, como también es lógico, estaría en los materiales utilizados en su construcción, que se camuflan con facilidad con el entorno como para pretender verla a vista de pájaro.
Algo parecido a lo que pasaría con las pirámides de Gizah si las vemos desde el espacio. De nuevo, lo más probable es que no podamos distinguirlas del suelo sobre el que se ubican, pues los colores quedarían muy difuminados, ya que se parecen bastante.
Sin embargo, sí hay una construcción humana que se puede ver desde el cielo. Quizá el término construcción sea demasiado grande, pero no deja de ser obra del hombre y sí, está en España.
Hablamos del popularizado como 'mar de plástico', ubicado en la provincia de Almería, y que teje una urdimbre de invernaderos blancos, alrededor de la ciudad de El Ejido, donde se extiende por cerca de 40.000 hectáreas de terreno, entre los municipios de El Toril hasta Aguadulce y El Campillo del Moro.
A ello hay que sumar el color de estos plásticos, que están pensados para repeler la luz, por lo que el poderoso blanco que reflectan los hace fácilmente visibles desde el espacio, tal y como pudo demostrar la NASA en 2022 con imágenes de un satélite orbital.
Imágenes | Operational Land Imager-2 (OLI) del Landsat
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