Era la crónica de una noticia anunciada, pero implica que, una vez más, España ha de ponerse las pilas. Todo versa a través del nuevo reglamento de la Unión Europea sobre sostenibilidad, aprobado el pasado 18 de julio, que establece que las ciudades con aeropuertos que suporten más de 12 millones de pasajeros anuales deban contar con una conexión directa de alta velocidad con los centros urbanos.
Antiguamente se trataba de una recomendación, pero ahora ya es una obligación comunitaria que va a cambiar el panorama de varios aeródromos españoles, obligando a que en sus instalaciones haya una conexión de alta velocidad ferroviaria.
La buena noticia es, también, un tirón de orejas comunitario. El único aeropuerto español que tiene planteada una conectividad directa con alta velocidad es el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, en el que se contempla que para 2025 tenga ya operativa su propia estación de alta velocidad ferroviaria.
No solo eso. Pues no se trata solo de alta velocidad, sino también de conexión ferroviaria. Basado en el reglamento comunitario, los aeropuertos que superen los cuatro millones de pasajeros anuales han de contar con conexión ferroviaria, siendo solo obligatoria la alta velocidad en aquellos que superen los 12 millones de usuarios, como explica el Reglamento (UE) 2024/1679.
¿Qué significa esto? Pues que muchos aeropuertos españoles han de ponerse las pilas y contar con conexiones ferroviarias o, en casos de grandes aforos, con la disponibilidad de alta velocidad en sus instalaciones. La buena noticia para las obras públicas es que el margen de implantación es hasta el año 2040, aunque desde la Comisión Europea se insta a que los cambios se produzcan cuanto antes.
¿A qué aeropuertos va a salpicar? Pues, principalmente, a los peninsulares. Málaga-Costa del Sol y Alicante-Elche Miguel Hernández; así como Josep Tarradellas Barcelona-El Prat deberán contar con conexiones de alta velocidad, ya que cuentan con más de 12 millones de viajeros anuales.
Un peldaño por debajo, solo con la exigencia de conexión ferroviaria, aparecerán el Aeropuerto de Valencia o el Aeropuerto de Sevilla, que aún no llegan a esa cifra que el ejecutivo comunitario marca.
El caso de Valencia es paradigmático, pues ha presentado las mejores cifras de su historia, rozando los 10 millones de viajeros, razón por la que es más que posible que la capital del Turia sí deba apostar directamente por la conexión de alta velocidad con su aeródromo.
El caso hispalense también es complejo, pues en 2023 ha marcado su máximo histórico, superando los ocho millones de viajeros. Sin embargo, parece poco probable que se quiera dar el salto a una alta velocidad que una la estación de tren de Santa Justa con el aeropuerto.
Más allá de ellos, solo el Aeropuerto de Bilbao está en una tesitura en la que deba añadir conexión ferroviaria con la capital vizcaína, también habiendo marcado máximos históricos de viajeros en 2023 con 6,3 millones de usuarios. A partir de ahí no hay ningún aeropuerto español más que llegue a los cuatro millones de viajeros.
Exentos de asumir la normativa quedarán, por razones geográficas, a pesar de superar con cierta suficiencia los 12 millones de usuarios, los aeropuertos insulares de Palma de Mallorca, Tenerife Sur y Gran Canaria, ya que el reglamento comunitario, en el artículo 34, donde recoge estas vicisitudes aclara que "a menos que existan limitaciones geográficas o físicas de peso que impidan tal conexión", que es lo que sucede en las islas por su ya de por sí reducida conexión ferroviaria.
Imágenes | AENA
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