Construido en la década de 1930, su edificación supuso varios logros arquitectónicos inéditos para la época
Es difícil que alguien haya pasado por Madrid y nunca lo haya visto. Con cerca de un siglo de historia a sus espaldas, este edificio no es solo uno de los ejes vertebradores de la Gran Vía, sino también una de las construcciones más emblemáticas de la capital.
Su protagonismo, más allá de la fotografía o la pintura, también ha trascendido al séptimo arte. Convertido en uno de los mejores escaparates publicitarios de todo Madrid, este edificio levantado a principios de la década de 1930 es, por méritos propios, uno de más singulares de Madrid.
Sin embargo, no lo es solo por su aspecto. Tampoco por haber salido con abundancia en anuncios, películas o series. También lo es por haber sido un auténtico pionero en algunos elementos arquitectónicos que podrían pasar desapercibidos.
Tanto como su propio nombre. O su nombre original, según se mire. Pues lo cierto es que lo más popular es que su definición sea la de Edificio Capitol, pero la realidad es que no empezó con este nombre. De hecho, nada más lejos de lo verídico.
Encargado por Don Enrique Carrión, a la sazón marqués de Melín, el edificio se contemplaría como un edificio residencial de 64 apartamentos, un hotel, y varios locales de ocio como cafetería, bar y restaurante, además de –lo que poca gente sabe– que también estaba destinado a alojar una pequeña fábrica de agua de seltz, así como oficinas y salas de fiesta. Sin embargo, no todo se llegó a poner en marcha.
¿Edificio Capitol o Edificio Carrión?
Proyectado por los arquitectos Luis Martínez-Feduchi Ruiz y Vicente Eced y Eced, el Edificio Carrión toma su nombre del promotor –cuya efigie consta en la fachada del edificio, con un agradecimiento– y tardó muy poco en construirse. La primera piedra se puso en 1931 y el edificio se terminó de levantar en 1933.
Sin embargo, como decimos, el Edificio Carrión no iba a ser uno más. En su construcción, aún muy visible exteriormente, se utilizaron materiales de extraordinaria nobleza como el mármol y el granito, mientras que la mayor parte de la decoración y del mobiliario fue diseñado por la firma Rolaco-Mac, uno de los estudios de diseño de interiores más potentes del Madrid de la época, que tuvieron como misión completar todo el 'corazón' del edificio Carrión.
Pero no nos adelantemos. El Edificio Carrión, al que ahora damos por más que visto, se trató de uno de los mejores ejemplos del art decó en Madrid, así como un ejemplo de vanguardia arquitectónica que obligó a buscar grandes soluciones al dúo de arquitectos, muy jóvenes, que habían recorrido Europa durante años en su formación.
El desafío era encontrarse un solar con chaflán en curva, lo cual suponía ya un extra de complejidad constructiva, a raíz de esa asimetría de la esquina. Además, ya desde un inicio se contempló como un gran escaparate publicitario, sirviendo como soporte de anuncios luminosos. Aquí, además, se ubicaron los primeros estudios en alquiler de Madrid, lo cual constituía una rareza para la época.
Con el cine como protagonista, el Edificio Carrión estaba especialmente concebido para ese fin, ocupando cinco plantas del espacio y la incorporación de numerosos elementos constructivos que lo hacían una obra de vanguardia como sucedió con la inclusión de telas ignífugas –algo nunca visto en Madrid–, además de un techo siin apoyos a base de vigas Vierendell o de contar con el primer sistema de refrigeración de Madrid. Por todos estos motivos, el Edificio Carrión ganó varios premios de diseño y arquitectura.
Curiosamente, a nuestros días ha llegado principalmente conocido como Edificio Capitol por el 'contagio' del cine que lleva abierto desde el origen, y en la actualidad ejerce aun como sala de cine pero también como hotel, bajo el nombre Vincci Capitol, en lo que es una de las grandes dosis de arquitectura y curiosidad madrileña en el corazón de la Gran Vía.
Imágenes | iStock
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