Con una entrada cuajada de palmeras, el pueblo es un auténtico jardín de Ávila
La provincia de Ávila, en Castilla y León, alberga joyas escondidas que merecen ser descubiertas. Al sur de Ávila, en pleno corazón de la Sierra de Gredos, se encuentran pequeños pueblos que conservan la esencia de la vida rural española. Estas localidades, muchas veces olvidadas en las rutas turísticas tradicionales, ofrecen paisajes de ensueño, un clima templado y una tranquilidad que es difícil de encontrar en otros destinos más conocidos.
Los pueblos situados al sur de Ávila son un verdadero tesoro para aquellos que buscan escapar del bullicio de la ciudad y disfrutar de la naturaleza en su estado más puro. Con sus calles empedradas, casas de piedra y tejados rojos, estos pueblos parecen sacados de un cuento.
La Sierra de Gredos proporciona un telón de fondo impresionante con sus picos escarpados, valles verdes y ríos cristalinos. A pesar de su belleza, esta región sigue siendo relativamente desconocida para muchos turistas, lo que la convierte en un destino perfecto para quienes buscan tranquilidad y autenticidad.
Entre los pueblos más destacados de esta zona se encuentran Arenas de San Pedro, El Barco de Ávila y Hoyos del Espino. Cada uno de ellos tiene su propio encanto y ofrece una variedad de actividades para los visitantes. En Arenas de San Pedro, por ejemplo, se puede visitar el castillo de Don Álvaro de Luna y las Cuevas del Águila. El Barco de Ávila es famoso por sus judías y su puente romano, mientras que Hoyos del Espino es el punto de partida ideal para explorar el Parque Regional de la Sierra de Gredos.
Uno de los pueblos más bonitos y encantadores de esta región es, sin duda, Candeleda. Situado a los pies de la Sierra de Gredos, Candeleda combina el encanto rústico de un pueblo tradicional con una oferta turística que satisface a todos los gustos. Pasear por sus calles es un viaje al pasado, con casas antiguas decoradas con flores y balcones de madera. El pueblo también es conocido por sus productos locales, como los pimientos de Candeleda y el queso de cabra, que se pueden degustar en los mercados y tiendas locales.
Candeleda ofrece una amplia gama de actividades para los visitantes. Los amantes de la historia y la cultura pueden visitar la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, un hermoso edificio gótico-renacentista. Otro lugar de interés es el Museo del Juguete de Hojalata, que alberga una colección única de juguetes antiguos.
Para los aficionados al senderismo y la naturaleza, la cercanía de la Sierra de Gredos proporciona numerosas rutas y senderos. Una de las más populares es la ruta que lleva al Santuario de Chilla, un lugar de peregrinación con vistas espectaculares del valle del Tiétar. Además, los alrededores de Candeleda son ideales para la observación de aves, con especies como el águila real y el buitre negro.
Sin embargo, uno de los mayores atractivos de Candeleda son sus piscinas naturales. Estas piscinas, formadas por el río Tiétar y sus afluentes, ofrecen un lugar perfecto para refrescarse en los calurosos días de verano. Rodeadas de vegetación y con aguas cristalinas, las piscinas naturales de Candeleda son un paraíso para los amantes del baño y la naturaleza.
La más famosa de estas piscinas es la Garganta de Santa María. Con sus aguas limpias y frías, esta piscina natural es un lugar ideal para pasar el día. Hay áreas para picnic, zonas de sombra y pequeños bares donde se puede tomar un refresco.
Otra opción es la piscina natural de La Maya, situada en un entorno igualmente bello y menos concurrido que la Garganta de Santa María. Aquí se puede disfrutar de un baño tranquilo y, si se desea, hacer una caminata por los senderos cercanos que recorren el bosque y los prados.
Imágenes | Turismo de Candeleda
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