Vendrás por sus churros, te quedarás por su tostada de jamón: 47 años de churrería en el centro de Córdoba

Don Pepe es toda una institución al lado de la Plaza de las Tendillas, donde el desayuno es santo y seña

La historia de Córdoba no solo habla de califas y reyes, también de devoción por una fritura que tiene, aunque la berenjena frita y el flamenquín lleven la voz cantante, especial devoción por el dulce.

Córdoba es una ciudad cuajada de jeringos y churros en una jerga que hace alusión a un mundo de fritos irresistible que se multiplica por la ciudad. Si bien es cierto que Andalucía es el territorio predilecto de este tipo de desayunos, Córdoba bien merece estar en el podio de estos despertarse.

Y si de Córdoba se habla, al lado de la Plaza de las Tendillas, hay que honrar a la tradición que desde el año 1977 lleva marcando Cafetería Don Pepe, un pequeño bar que ha ido tejiendo entre cafés y despertares el día a día de la capital califal.

Curiosamente, de 'Pepe' hay poco. Don sí, sobre todo de gentes. En manos de la familia Ortiz Cebada desde los años ochenta, son ya dos las generaciones de esta saga que llevan alimentando deseos de cordobeses y turistas a apenas 50 metros de la Plaza de las Tendillas.

Aquí, en el número 6 de la calle Diego de León, el borboteo de gente no para, como tampoco lo hace la chocolatera desde la que endulzan el ambiente de una cafetería sencilla, de toda la vida y donde el secreto de sus churros tiene más maña que misterio.

Ligeros, casi etéreos. Así se pueden calificar estos churros –que en otras parte de España se considerarían porras–, con un punto muy medido de grasa y siempre recién hechos, servidos bien calientes, que en cualquier momento del año son el desayuno perfecto con el que abarrotan el salón del piso inferior, la terraza y la barra.

Los acentos se entremezclan en la barra de Don Pepe, desde el más cordobés hasta toques internacionales que van del inglés al japonés, también aderezados con acentos españoles de distintas procedencias.

Convertido en todo un clásico. Don Pepe basa su magisterio en "churros ligeros, caseros y hechos al momento" como cuentan. Pero no son solo sus churros los imanes con los que atraer a clientes de toda índole.

Sus desayunos en generosas tostadas no se quedan atrás. El mejor ejemplo, aunque hay varios donde elegir, quizá sea la tostada de jamón. La de la foto, media tostada –por calibrar tamaños–, va cubierta de pizquitas de jamón muy bien picado, lo que permite disfrutar de una tostada en la que no pelearse con la loncha.

Junto a ella, otras tostadas también cobran fuerza como la de atún en lata y tomate, la de zurrapa de lomo, la de sobrasada o la de jamón cocido y queso, aunque siempre sea la de jamón serrano la que más predicamento tenga.

Abierto todos los días de la semana, Don Pepe es un santuario para llegar y en apenas un cuarto de hora –o extenderlo, si se quiere– disfrutar de tradición cordobesa a un precio más que correcto.

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