Tras un periplo de 28 años, los hermanos Echapresto consiguen uno de los grandes hitos de la cocina
Galardonados además con una estrella verde, Venta Moncalvillo es uno de los ejemplos de restaurante sostenible de la España Vaciada
Con lágrimas en los ojos, Ignacio, chef del —ya dos estrellas Michelin— Venta Moncalvillo recogía junto a su hermano Carlos en el estado de la Gala Michelin de Barcelona lo que, hasta ahora, "suponía un sueño".
Un sueño que empezaron estos dos hermanos en Daroca de Rioja, un minúsculo pueblo a apenas 20 kilómetros de Logroño, hace 28 años cuando tuvieron la valentía de plantearle a su padre (Carmelo, para más señas) que aquellos chavales de 19 y 20 años querían montar un restaurante en su casa.
Ahora, casi tres décadas después, Echapresto reconocía ante las cámaras "ser dos intrusos, elegantes, pero intrusos". Un hito de intrusismo laboral de dos personas que no procedían del mundo de la cocina y que han puesto este diminuto Daroca de Rioja en un mapa hasta ahora impensable.
Muy emocionado y reconociendo que "habitualmente quien habla es mi hermano", pero no pudiendo controlar ese temblor en la voz de la honestidad que les ha llevado a este hito. Con su triunfo, son dos los restaurantes de La Rioja que tienen dos estrellas Michelin, ya que Echaurren, en Ezcaray, también tiene dos florones.
"Me sale decir gracias, y sobre todo gracias a todos esos que están reunidos en casa pensando que podía pasar y ha pasado", manifestaba Echapresto. También con una estrella verde, que premia a los restaurantes más sostenibles, Venta Moncalvillo es uno de esos ejemplos de aprovechamiento del territorio al máximo, recurriendo a su propia huerta y a una generación de recursos donde la sostenibilidad es religión.
Con la humildad por bandera, Ignacio Echapresto aseguraba "seguir siendo hijos de Carmelo y de la Rosi", manifestando un agradecimiento eterno a su padre, al cual agradeció "tener visión de futuro cuando dos chavales le propusieron montar un restaurante".
"Nos lo pusiste fácil, nos apoyaste y hoy sigue siendo así", insistía Echapresto, que no quiso perder la oportunidad de recordar que mañana —por el 29 de noviembre—, La Rosi habría cumplido 70 años.
No se les ocurría mejor homenaje que seguir, que triunfar y que, tras 28 años, alcanzar un hito que parece imposible la mayor parte de los restaurantes del mundo y que terminan de alumbrar a este pueblo riojano de cincuenta habitantes llamado Daroca de Rioja.
Imágenes | Venta Moncalvillo
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