Las salsas a menudo son el secreto del éxito, con ellas podemos acompañar platos de carne o de pescado, aunque también las utilizamos para elaboraciones frías, entrantes o ensaladas. Por este motivo, una buena sugerencia es intentar sacarles el mayor partido posible.
Si elaboras las salsas en el último momento, sobre todo las mayonesas y aquellas salsas cuyo ingrediente principal sea el huevo, ganarás en calidad y sabor. Un par de salsas que son muy buenas, combinables y que nos gustan especialmente:
La salsa española (para carnes) Para realizar esta salsa, como base necesitarás una salsa oscura, para ello puedes aprovechar el caldo que surja de la cocción del asado. Añade a este jugo un poco de agua y ponlo a cocer a medio fuego. Seguidamente agrega 150 gramos de champiñones muy picaditos y finalmente un par de cucharadas de tomate concentrado. Déjalo a fuego bien lento durante 20 minutos y pasa la salsa por un colador si la prefieres fina.
La salsa holandesa (para pescados) Bate tres yemas de huevo con tres cucharadas de agua caliente a fuego muy lento. Cuando veas que levantando la batidora se forma una especie de cinta, deja la batidora y coge las varillas manuales. Añade 175 gramos de mantequilla clarificada (derretida a fuego lento y tamizada) y templada en pequeñas cantidades y bate de nuevo con fuerza.
Finalmente agrega el zumo de medio limón y sazona con sal y pimienta blanca al gusto, verás que salsa tan rica para acompañar pescados. Con un buen repertorio de salsas, nuestros menús nunca serán repetitivos.