Leche evaporada

Leche evaporada
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Para muchas recetas en las que deseamos una textura cremosa, en salsas, bizcochos o cremas entre muchas otras, solemos recurrir a productos como la nata líquida para cocinar o la leche evaporada. Sopesando el valor nutricional de cada una de ellas y los resultados obtenidos en las elaboraciones culinarias, nos quedamos con la leche evaporada, proporciona mucha menos grasa, aunque más proteínas e hidratos de carbono.

La leche evaporada es leche de vaca a la que se le ha retirado un 60% aproximadamente de agua, obteniendo así un concentrado de leche altamente nutritivo. Es lo que en la cocina actual se denominaría una reducción de leche.

Un vistazo a…
LECHE FRITA la receta más fácil y rápida

Por otro lado está la leche condensada, que es lo mismo que la leche evaporada pero con una gran adición de azúcar (sacarosa, dextrosa), ambas se clasifican como leche concentrada.

La conservación de la leche evaporada se consigue mediante la esterilización, lo que destruye totalmente los microorganismos patógenos de la leche y de sus esporas. Un tema interesante a conocer es el tipo de esterilización que se le practica, pues si es la clásica, 15 minutos a 115º C, disminuye considerablemente el aporte vitamínico, mientras que si se realiza la esterilización U.H.T. (Ultra Hight Temperature), de 2 a 16 segundos a 140º C, estas pérdidas apenas se aprecian gracias a que el producto ha estado muy poco tiempo a altas temperaturas. Lo difícil es que la etiqueta indique el método utilizado.

Encontramos la leche evaporada envasada en tetra brik o en lata y se ubican en las estanterías de los supermercados, ya que sólo precisan refrigeración una vez abierto el envase, y en este caso, debe consumirse en 3-4 días.

Muestra una textura ligeramente más densa, es aromática y de un color amarillento. Simplemente añadiendo el volumen de agua que se ha evaporado al producto, se obtiene de nuevo leche normal.

Para la industria, la producción de leche evaporada ofrece mayores beneficios que la producción de leche normal, pues además de ser un producto de larga conservación, pesa y ocupa menos, por lo que los gastos de almacenaje y de transporte también se reducen.

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