Vertical de Elisabet Raventós 1999, 2000, 2001, 2002

Vertical de Elisabet Raventós 1999, 2000, 2001, 2002
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Elisabet Raventós, de Raventós i Blanc, se está convirtiendo en un cava de culto para muchos aficionados. Tanto es así, que un buen amigo decidió que ya era la hora de montar una cata vertical con todas las añadas de este "milesimé". Ardua tarea, sin duda.

Tampoco es que sean tantas botellas, la primera vez que Raventos i Blanc embotelló este cava fue en la añada 1999, y la última en salir al mercado la 2002. Cuatro botellas. Sin embargo, muchas de ellas son casi imposibles de conseguir incluso en bodega.

Pero no hay nada imposible para la tenacidad y la perseverancia.

Y así, el pasado martes 15 de abril nuestro amigo Damià, de Vinialia, reunió en Barcelona a una serie de aficionados y bloguers del mundo del vino para una comida informal en su casa. Nos llevó "engañados": sólo nos dijo que lleváramos cuatro copas de espumoso para una pequeña cata a ciegas. Nada más sabíamos...

Una mesa de cata, buena luz, copas preparadas y botellas tapadas y numeradas. Todo listo. Empieza el juego.

1.- Vino 1: (Elisabet Raventós 1999)

Un vino de color amarillo pálido, con algún reflejo dorado pero sin síntomas de excesiva evolución. La burbuja pequeña y muy integrada. En nariz buena fruta blanca, manzana, con algún toque de cítricos e hinojo. Con un buen fondo mineral, calcáreo, que a muchos de la mesa les hizo pensar en un champagne. En boca, un vino que combinaba cierta frescura con un buen cuerpo, con una acidez moderada y con el carbónico bien integrado. Excelente.

No sabíamos que vino era pero a la mayoría nos pareció un cava de buena calidad, esos sí, con los votos particulares de un sector de la mesa que lo identificaban como un champagne. Aún con la discusión en el aire que se generó por este motivo, continuamos con la segunda copa...

2.- Vino 2: (Elisabet Raventós 2000)

Sólo servirlo, el sector norte empezó a cantar: ¡corcho! Mierda, el maldito* TCA otra vez. En cambio, cuando el ritmo de servicio hizo que el vino llegara al sector sur, no lo pudimos detectar inmediatamente, seguramente por el tipo de copas, más estrechas, que gastábamos. Cuando el vino ganó temperatura se hizo evidente la fechoría que nuestros amigos, los tricloroanisoles, anunciaban en el sector norte: corchado. Làstima...

*Entiendase que la expresión maldito no fue la original, y que ha sido convenientemente dulcificada en esta bien educada crónica

3.- Vino 3: (Elisabet Raventós 2001)

Esto ya era otra cosa. Nos pareció a la mayoría un buen cava. Esta vez sin las notas que nos hacían dudar en el primer vino acerca de su procedencia. Ciertamente con un perfil más maduro, más evolucionado, con buenas notas de manzana en nariz y una excelente acidez en boca, pero con algunos ligeros rastros de hierba cortada que delataban su origen. A ciegas parecía un vino más añejo que su hermano del 99. Curioso. Excelente añada, por cierto.

4.- Vino 4: (Elisabet Raventós 2002)

Y el último de los vinos también nos recibió con una buena nariz de manzana, quizás más tirando a manzana verde, pero también con una buena madurez en general: cítricos, hinojo. En boca buen peso, con el carbónico bien integrado pero con un ligero amargor final que no habíamos notado en los vinos precedentes. Una añada un tanto irregular, mediocre, que sin duda se refleja en el vino.

Así terminábamos esta curiosa vertical a ciegas cuando nuestro anfitrión fue destapando las botellas y pudimos ver que se trataba del Elisabet de Raventós. Un cava de 5 años con un cupage realmente curioso: un excelente armazón de las blancas Xarel·lo (60%) y Chardonnay (30%), y el toque de la tinta Monastrell (10%).

Mientras, las conclusiones en la mesa de cata también se iban cerrando no sin presentarnos más interrogantes: a tenor de que los vinos nos parecieron muy diferentes en función de la añada, surgía el debate... ¿La añada debe marcar tanto a un vino como para hacerlo diferente de sus hermanos, o en él debe primar su carácter dotándolo de uniformidad añada tras añada?

El camino intermedio suele ser la respuesta. Pero si tengo que elegir, yo prefiero la añada. ¿Y ustedes?

PS: Gracias a Víctor Franco por la foto.

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