Tardé demasiado tiempo en probar una crema de champiñones pero desde aquella vez es una de mis favoritas. Las setas se consideran una delicia gourmet pero a veces nos olvidamos de las virtudes del humilde champiñón, que también tiene muchísimo sabor y siempre lo encontramos disponible a buen precio durante todo el año.
Mi receta favorita es muy básica y sobre ella voy haciendo variaciones. Si la preferís más suave y algo más afrancesada se puede partir de un roux o añadir un lácteo como nata, queso o leche. Es muy reconfortante y sabrosa tanto caliente como templada o incluso fría, siempre que no la saquemos directamente de la nevera.
Aunque esta receta es muy fácil de hacer de forma convencional, también tenemos la crema de champiñones en Thermomix para quien tengáis este robot de cocina u otro similar.
Lavar bien los champiñones y secar con suavidad. Para una crema yo prefiero usar ejemplares grandes y enteros, salen más baratos que las típicas bandejas en las que ya vienen laminados. Trocear y reservar.
Picar la cebolla y el diente de ajo. Calentar un poco de aceite o de mantequilla en una olla o cazuela y pochar la cebolla con una pizca de sal. Cuando empiece a estar blanda, añadir el ajo y cocinar un par de minutos.
Incorporar los champiñones, salpimentar y remover. Regar con el vino y dejar que evapore el alcohol. Añadir el tomillo y el romero y dejar que se doren. Cubrir con el caldo -podemos reservar un poco y ajustar la cantidad al final-, llevar a ebullición, tapar y reducir la temperatura. Cocer unos 10 minutos.
Si estuviera demasiado líquido, cocer un poco más sin la tapa para que reduzca. Separar del fuego y triturar, ajustando el nivel de espesor al gusto. Corregir de sal y servir con cebollino picado y un golpe de pimienta.
Con qué acompañar la crema de champiñones
Como todas las cremas de verduras, la de champiñones se puede acompañar de casi lo que se nos ocurra. Un buen pan de corteza crujiente y miga densa ya es una buena guarnición, pero podemos usar picatostes, regañás o unos colines, más crujientes. Un poco de queso rallado, semillas tostadas o champiñones más pequeños salteados también le irían muy bien. Es perfecta para una cena ligera o como primer plato de cualquier menú.
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