Una joven china de 25 años, que padecía diabetes tipo 1 desde hace más de una década, ha empezado a regular de forma natural sus niveles de glucosa en sangre tras recibir un trasplante de células madre. Es el primer caso de la historia en el que se logra revertir esta enfermedad crónica que, cuando aparece en la infancia o juventud, requiere recibir tratamiento con insulina y controlar la alimentación durante toda la vida.
El hallazgo ha sido publicado en la revista Cell la pasada semana por un equipo de investigadores del Primer Hospital Central de Tianjin y de la Universidad de Pekín. Son numerosos los ensayos pioneros con células madre para tratar la diabetes que se están llevando a cabo en diversos países, pero es la primera vez que logran revertir por completo la enfermedad en la paciente, que dependía por de por vida de la insulina externa.
La diabetes es una enfermedad crónica que produce un aumento en los niveles de azúcar en sangre, sin curación actual, que afecta más de 500 millones de personas en todo el mundo; preocupa especialmente en China por los aumentos de casos en los últimos años, algo ligado a los cambios en la alimentación y estilo de vida de su población. La diabetes tipo 1 no se puede prevenir, mientras que la tipo 2 tiene en el sobrepeso, la obesidad y la falta de ejercicio físico las causas más comunes.
En la diabetes tipo 1, la que padece esta joven china, es el propio sistema inmune el que ataca y destruye las células productoras de insulina del organismo. En la diabetes tipo 2, el cuerpo no produce la suficiente insulina o su capacidad para usar la hormona disminuye, por lo que pueden terminar necesitando también tratamiento con insulina si no logran controlar los niveles de glucosa mediante la alimentación y el ejercicio.
Según indican los investigadores, los trasplantes de islotes productores de insulina pueden tratar la enfermedad, pero no hay suficientes donantes para satisfacer una demanda en auge, y los pacientes receptores deben usar medicamentos inmunosupresores para evitar que el cuerpo rechace el tejido del donante.
Por ello, el uso de células madre del propio paciente afectado abre un futuro esperanzador en el tratamiento de la enfermedad, ya que se pueden emplear para generar cualquier tejido y son cultivables en laboratorio de manera indefinida. Y al ser tejidos producidos con las células de la propia persona, no existe el riesgo de rechazo que sí se da en los donantes externos.
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