Seis detenidos y catorce registros efectuados por las policías de Francia, Italia y Suiza es el saldo de una macrooperación resuelta por la Europol. El objetivo, perseguido desde 2021, era desmantelar una red de falsificación de vinos que operaba a nivel comunitario.
El modus operandi, sencillo. Básicamente consistía en replicar las etiquetas de prestigiosos vinos franceses con denominación de origen, llegando a falsificar vinos que podían llegar a tener un valor de mercado de hasta 15.000 euros.
No obstante, no es la primera vez que las autoridades comunitarias se enfrentan a un fraude de este calibre. De hecho, este tipo de actividades también se han desmantelado en nuestro país, como sucedió en 2021, con una operación liderada por la Guardia Civil, en un fraude que pudo haber llegado hasta a timar con 50 millones de botellas de diversas denominaciones de origen catalanas.
No obstante, pesquisas posteriores 'dejaron' el tamaño del fraude en unos 15 millones de botellas. Una realidad que parece sacudir cada ciertos años al ya de por sí inestable panorama vitivinícola europeo. Es, además, particularmente dañino por cómo mina la moral del consumidor y cómo la estafa se perpetúa en el tiempo.
Precisamente lo que ha sucedido con este último caso que, por suerte, no ha implicado a ninguna bodega española. Sin embargo, la madeja de la operación ha sido larga de desentrañar, como explica la propia Europol.
No en vano, los primeros indicios de la actividad delictiva se desarrollaron en el año 2014, aunque la investigación se cerraría en 2015. Sin embargo, transacciones posteriores, en las que estaba implicado un ciudadano ruso, agitaron de nuevo un avispero que hizo que en 2019 volvieran a saltar las alarmas.
El proceso, aparentemente simple, había creado una red en torno a la falsificación de vinos con denominación de origen franceses pero que en realidad eran vinos italianos sin ningún tipo de certificación. Serían los mercados suizos e italianos donde se vendieron mayoritariamente estas falsificaciones.
Ahora, con el golpe de Europol, entre los seis detenidos figuran el ciudadano ruso que ya estuvo vigilado, así como dos bodegueros italianos, que serían los responsables del fraude productivo.
Sería, como indica la propia Europol, esa pista en los mercados suizos e italianos las que alertarían de que el delito seguía cometiéndose, ya que se encontraron ejemplos de botellas falsificadas que, como decimos, se hacían pasar por referencias que podían tener un valor de mercado de varios miles de euros.
El proceso, minucioso, había generado un entramado ilegal donde también estaban relacionados fabricantes de corchos, de cápsulas e impresores de etiquetas, que serían lo que se empezó a investigar en 2014.
Diez años después, la Europol, en trabajo conjunto con la gendarmería francesa, los carabinieri italianos y la policía suiza, se ha resuelto con los seis arrestos y los 14 registros de inmuebles, entre Turín y Milán, además de la incautación de numerosas pruebas.
También de dinero en metálico, con hasta 100.000 euros, además de elementos que habrían permitido mantener la operatividad de la red, como las botellas con las etiquetas, lacre, elementos para rellenar vino y máquinas que permitían el total sellado de las botellas.
Imágenes | Europol
