El amor por la comida no solo puede sincero, también muy peligroso. Especialmente cuando las expectativas creadas producen decepciones a la hora de calmar el estómago. Y el alcohol también pone de su parte, claro.
La pequeña historia que enclaustra una de las últimas reseñas viralizadas por al popular cuenta de Twitter @soycamarero demuestra que incluso salir a tomar un simple bocadillo de jamón puede terminar en tragedia cuando el servicio no ha sido el esperado. El local reseñado, Al-Ándalus 3.0 en Cáceres, se llevó una sola estrella por parte de un cliente que no tuvo una buena experiencia cuando acudió a comer acompañado de su primo, a quien le había recomendado especialmente el sitio por sus patatas fritas.
Pensaba que se referían en esta reseña a un niño, hasta que he seguido leyendo. pic.twitter.com/fMGykm7pmG
— Soy Camarero (@soycamarero) February 19, 2023
La cosa no empezaba bien cuando tuvieron que esperar media hora para recibir sus ansiados bocatas de jamón, pero la decepción fue mayúscula cuando, tras esos largos treinta minutos, su primo se sintió ultrajado al contemplar su plato.
Un "pan quemado" y, lo que es peor, sin el típico acompañamiento de patatas fritas que, según narra quien ha dejado la reseña, le encantan. Ilusionado con poder disfrutar de las que su primo aseguraba que eran unas patatas estupendas, recomendadas personalmente por él, el desilusionado cliente no estalló en rabia tomándola con el personal, sino que rompió a llorar.
Se ve que la pena fue tan grande que el desdichado amante de las patatas fritas ni siquiera pensó en solicitar que se las trajeran; directamente se levantó para volver a casa. Pero parece ser que durante aquella larga espera de los bocadillos se produjo una notable ingesta de alcohol.
Y es que aún quedaba un giro final de los acontecimientos, pues la reseña termina contando cómo el triste cliente, "yendo bastante borracho", cogió el coche sin prestar atención a su estado de embriaguez, chocando y "causando graves daños a un contenedor, a una señora y así mismo".
La historia termina con un categórico "No lo recomendamos" -no es que esperásemos otra cosa-, y la puntilla final del propio local, que tuvo el detalle de responder, eso sí, con un escueto "Intentaremos mejorar. Gracias". Moraleja: las expectativas las carga el diablo, incluso las de un humilde bocata con patatas.
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Fotos | jules - topntp26
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