Comer galletas es un vicio (poco saludable) para muchos que, mayoritariamente, compran en el supermercado y de marcas bastante conocidas, con composiciones poco equilibradas nutricionalmente.
En general, como cualquier producto procesado, cuanto más sencillo siempre es mejor, de manera que lo primero en lo que hay que fijarse a la hora de consumir cualquier tipo de galleta es en su listado de ingredientes.
Para facilitar la tea de los consumidores, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha analizado un total de 286 galletas de venta en supermercado para revisar su etiquetado e información nutricional, a partir de ahí, poder valorar cada producto y determinar cuáles son los más equilibradas.
Su principal conclusión es, no se podía saber, que se trata de un producto para consumir con moderación. Sin embargo, más allá de esta obviedad, es importante subrayar que hay muchas diferencias entre unas galletas y otras, aunque en general tienen una composición que se basa en cereales y harinas, azúcares, grasas y una pizca de sal.
Por ello, la organizacón recuerda que ni siquiera las galletas que tienen una composición más equilibrada se deben tomar a diario porque sus valores no se ajustan a lo que se considera una dieta equilibrada.
¿Cuáles son las mejor valoradas?
El gran principio a la hora de consumirlas es que cuanto más sencillas, mejor. A diferencia de otras opciones, como los sándwich, barquillos o galletas de chocolate, las galletas más simples (galletas María, tipo digestive, integrales, de relieve, tostadas o doradas...) son las menos desequilibradas, e incluso hay algunas que se convierten en una elección aceptable.
En conjunto, la mejor elección, por su composición equilibrada, son las Galletas de avena sin gluten de Santiveri, aunque llevan ingredientes ultraprocesados y su precio es elevado (16 euros/kg de media). Estas galletas son integrales y consiguen una puntuación de 69.
También en el umbral de elección aceptable, con 59 puntos, se encuentran las galletas integrales Santiveri de avena con salvado de avena, con edulcorantes, harina de trigo, aceites vegetales de girasol y oliva y harina de avena, entre otros.
Con la misma puntuación, las galletas integrales Gullón ligera llevan harina de trigo, fibra vegetal, aceite de girasol alto oleico, edulcorante, semillas de sésamo y salvado de trigo, entre otros.
Harinas mejor integrales
A la hora de encontrar unas galletas lo más saludables posible, hay que fijarse precisamente en esos ingredientes y tratar que los cereales y harinas sean mejor integrales. Hay que tener en cuenta que también se llama "integrales" a las galletas elaboradas con harinas refinadas mezcladas con salvado, inulina y otras fuentes de fibra.
Hay que tener en cuenta también el azúcar, ya sea como sacarosa, glucosa, fructosa, dextrosa, miel, ágave, y saber que tampoco es mejor el azúcar por ser moreno. “Hasta un 17 % es aceptable; más, no”, dice la OCU..
En cuanto a las grasas saturadas, hasta un 5 % es aceptable. La organización remarca que suelen superar esa cifra las galletas con una cantidad generosa de grasa de palma, palmiste, coco o karité.
En cuanto a la presencia de chocolate, hay que comprobar siempre que este no sea un sucedáneo y tener presente que el auténtico se elabora con manteca de cacao y cacao desgrasado.
Sobre la sal, su contenido no debe sobrepasar el 1%, y lo más importante es evitar los ingredientes ultraprocesados, ya sean aromas, jarabes endulzantes, sueros lácteos, diversos aditivos: casi 6 de cada 10 galletas los llevan. En este terreno hay que estar atento a los edulcorantes que sustituyen al azúcar sin reducir dulzor.
“Es mejor evitarlos porque no son inocuos”, dice la OCU poniendo como ejemplo, el maltitol (E 965), que en exceso puede tener efecto laxante, y más en niños, por su bajo peso. También los colorantes usados con una función estética E 150c y E 150d (caramelo amónico), que deben evitarse en niños.
Foto | Racool_studio/Freepik y Freepik
