Patatas fritas… y mucho más. La Unión Europea ha planteado una moratoria de cinco años para la desaparición total en la industria de un aditivo que, según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA por sus siglas en inglés), plantea riesgos de genotoxicidad.
En una hipotética lista de la compra son muchos los elementos que hoy vemos y que deberán adaptarse… o desaparecer. Además de snacks salados –como patatas fritas y otros extrusionados–, también entran en el punto de mira determinadas salsas (como las barbacoa), pero también sopas listas para tomar o ciertos productos cárnicos como podrían ser salchichas y otros procesados como el beicon.
Votada por la Comisión Europea el pasado 24 de abril, se trata de la no renovación de la autorización de ocho aromas de humo artificiales para productos alimenticios. En este sentido, a lo que se ha concedido este margen de cinco años, viene avalado por una investigación de la EFSA, que en noviembre de 2023 afirmó que no se podía excluir el riesgo de genotoxicidad en estos aromas artificiales de humo.
Para ello conviene saber que la genotoxicidad se entiende como la capacidad que tiene una sustancia química –en este caso, los aromas de humo artificiales– para dañar el material genético celular. Algo que, según la propia publicación, podría aumentar el riesgo de desarrollar afecciones como cáncer y otras enfermedades hereditarias.
Por este motivo, la Unión Europea plantea un escenario de retirada progresiva para dar tiempo a los fabricantes a adaptarse a la nueva reglamentación. En este sentido, se han postulado plazos en función del tipo de producto. Por ejemplo, en un plazo de dos años deberán haber desaparecido los productos en los que se añada humo para realzar el sabor.
En estos ejemplos, cita la Comisión Europea, se encuentran sopas, patatas fritas o salsas. Junto a ello se establece otra moratoria de cinco años tras la cual los fabricante que utilicen aromas de humo como sustitución del ahumado tradicional en productos como jamones, embutidos, pescados o quesos también deberán haber cambiado su modo de producción.
Por el humo se sabe: ¿qué productos van a desaparecer y cuáles no?
Lo que no se verá afectado es cualquier tipo de producto que se realice siguiendo los patrones de los productos ahumados de forma tradicional, que en el etiquetado deberán venir marcados como 'aromatizantes naturales'.
En este caso, también varias publicaciones de la EFSA apuntan a una distinción fundamental: la funcionalidad de ese ahumado. De esta manera, citan que los sabores de humo no tienen la misma función preservativa –que sí tienen los ahumados tradicionales–, sino que simplemente se busca con ellos un gusto a humo.
¿Qué va a desaparecer? Pues posiblemente muchas de las salsas, sopas, embutidos y snacks que hoy solemos consumir con gusto a humo, que deberán reinventarse y buscar otras formas de llegar a ese sabor ahumado o desaparecerán.
¿Va a desaparecer el salmón ahumado? O el queso idiazábal… No. No desaparecerán los productos que se elaboren de forma tradicional con humo, siempre y cuando cumplan con esa forma de producción. Por eso, también es posible que sí desaparezcan productos derivados de la leche o procesados cárnicos en los que se añadan aromas de humo artificiales.
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