A nadie se le escapa que Estados Unidos es el país de los picapleitos por antonomasia. De vez en cuando nos llegan noticias del otro lado del charco donde se mencionan indemnizaciones millonarias o juicios que, a priori, nos pueden parecer ridículos.
Un ejemplo no demasiado lejano ya lo contamos en DAP, cuando una niña de cuatro años sufrió quemaduras de segundo grado al caérsele un nugget de McDonald's entre las piernas, lo que supuso una indemnización de 800.000 dólares (unos 731.000 euros) por no advertir en el envase de que el producto quemaba.
Pues así, una tras otra, hasta ver que la polémica ahora ha trascendido al mundo del vino cuando una marca conocida como Dial Tone tuvo la ocurrencia de crear un anuncio para sus redes sociales donde comparaba la cantidad de azúcar que había en sus botellas, en comparación a una de las marcas más conocidas de vino en cuanto a gran consumo en Estados Unidos, la bodega Meiomi.
La comparativa suponía incidir en que hacían falta 32 botellas de Dial Tone, un vino pinot noir, para equipararse al contenido de azúcar presente en una sola botella de Meiomi, un gigante que produce más de un millón de botellas anuales, presente en muchas tiendas y supermercados.
Como era previsible, el equipo de leguleyos de Meiomi, como recoge el periódico estadounidense San Francisco Chronicle, mandó una carta al fabricante de Dial Tone.
La carta en cuestión pedía a Adam Lee, el bodeguero detrás de Dial Tone, que probase con evidencias científicas su reclamación, sugiriendo que el anuncio podría estar violando la ley federal que prohíbe la publicidad desleal.
Lee, curiosamente, se había cubierto bien las espaldas. Tanto como para hacer varios análisis de parámetros físico-químicos a los vinos para apoyar su teoría. De hecho, comparando el Meiomi 2022 y el Dial Tone 2023, demostró que el primero tenía 18,3 gramos de azúcar residual por litro, mientras que Dial Tone solo presentaba 0,4 gramos por litro.
La polémica, más allá de enfrentar a David contra Goliat, viene dada por una rutina habitual del consumidor de vinos estadounidense: le gustan los sabores dulces. Tanto que, en el pasado, marcas como Meiomi añadían uvas de variedades más dulces a sus tintos, para satisfacer a ese tipo de paladares.
Imágenes | Adam Lee Wines
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