La segunda llegada de Donald Trump a la Casa Blanca ha supuesto una revolución en el comercio internacional, afectando a numerosos países. Inicialmente, Canadá, México y China, principales socios comerciales de Estados Unidos, fueron los primeros en enfrentar las consecuencias de los nuevos aranceles de hasta el 25% impuestos por el presidente estadounidense.
Ahora, es el turno de Europa, que observa con preocupación las posibles repercusiones económicas de estas barreras arancelarias. “La Comisión lamenta la decisión de EE.UU. de imponer tales aranceles, por considerarlos injustificados, perturbadores del comercio transatlántico y perjudiciales para las empresas y los consumidores, ya que a menudo se traducen en un aumento de los precios”, indica en un comunicado la Comisión Europea.
Bruselas asegura que sus medidas intentan “ser inteligentes y golpear donde duele”, por lo que se eligen productos de “alto valor añadido y simbólico”. En este sentido, la Unión Europea considera imponer aranceles a tres importaciones estadounidenses de gran relevancia para el sector agroalimentario norteamericano.
La soja es uno de estos productos. Estados como Luisiana, de donde proviene el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, son grandes productores de soja.
Al imponer aranceles a este producto, la UE busca presionar a figuras políticas influyentes en Estados Unidos. Además, Europa puede abastecerse de soja en otros países, como Brasil o Argentina, lo que reduce su dependencia de las importaciones estadounidenses.
Otro sector en la mira de la UE es el de la carne de vacuno y de pollo. Estados como Nebraska y Kansas, que tradicionalmente votan por el Partido Republicano, podrían verse afectados por estas medidas.
Al apuntar a estos productos, la UE intenta golpear donde más duele políticamente, esperando que los representantes de estos estados presionen a la administración Trump para reconsiderar su postura arancelaria.

No solo comida
La lista de productos afectados por las contramedidas europeas no se limita al sector agroalimentario. También incluye bienes industriales y de consumo, como estufas, hornos, refrigeradores, congeladores y cortadoras de césped.
Además, productos emblemáticos de la cultura estadounidense, como las motocicletas Harley-Davidson, también están en la lista. Esta selección busca no solo causar un impacto económico, sino también enviar un mensaje simbólico sobre la determinación de la UE para defender sus intereses.
La respuesta de la UE se ha planificado en dos fases. Primero, permitirá que la suspensión de las contramedidas vigentes desde 2018 expire el 1 de abril, afectando a productos estadounidenses por un valor de 8.000 millones de euros.
Luego, en respuesta a los nuevos aranceles de Estados Unidos, que impactan a más de 18.000 millones de euros en exportaciones europeas, la Comisión Europea propone nuevas medidas que entrarían en vigor a mediados de abril, previa consulta con los Estados miembros y las partes interesadas.
En total, las contramedidas de la UE podrían aplicarse a exportaciones estadounidenses por un valor de hasta 26.000 millones de euros, igualando el alcance económico de los aranceles estadounidenses, que representan aproximadamente 28.000 millones de euros.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, ha lamentado profundamente la decisión de Estados Unidos de imponer estos aranceles, calificándolos de injustificados y perjudiciales para las empresas y los consumidores.
Ha señalado que los aranceles son impuestos que perturban las cadenas de suministro y generan incertidumbre económica. Además, ha enfatizado que están en juego puestos de trabajo y que los precios subirán tanto en Europa como en Estados Unidos.
A pesar de la firmeza en la respuesta, la UE mantiene su disposición a colaborar con la administración estadounidense para encontrar una solución negociada. Von der Leyen ha indicado que las medidas anunciadas pueden anularse en cualquier momento si se alcanza un acuerdo satisfactorio. Ha pedido al comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic, que reanude las conversaciones para explorar mejores soluciones con Estados Unidos.
La escalada de tensiones comerciales entre la UE y Estados Unidos podría tener repercusiones significativas en la economía global. Los mercados financieros ya han mostrado signos de preocupación, con caídas en índices bursátiles y aumentos en la volatilidad. Además, sectores específicos, como el agrícola y el industrial, podrían enfrentar desafíos adicionales debido a las nuevas barreras comerciales.
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