Son muchas las metáforas que se podrían utilizar para narrar el retorno de Duralex. pero la mejor de todas es contar su propia historia sin preámbulos. Mito de la cristalería francesa y fundada en 1945, Duralex fue durante décadas un modelo de negocio sostenible y rentable, basando su fiabilidad en sus vajillas casi irrompibles de cristal templado.
Imposible concebir una casa española en la que alguna de sus piezas no haya aparecido, ya icónicas, imaginando esas tazas en colores ambarinos, gruesos vasos en color verde botella o los no menos legendarios platos.
Sin embargo, no todo ha sido un camino de rosas para Duralex. En su propio éxito estaba también la trampa del formato: su resistencia. En los tiempos en los que el diseño y la obsolescencia programada acaban apareciendo por todas partes, una vajilla irrompible que dure décadas no parece precisamente el modelo de negocio más rentable del mundo.
Así nos plantamos en 2020, cuando Duralex, también con las tuercas apretadas por la invasión rusa de Ucrania, se declaró en quiebra, debido a la imposibilidad de seguir produciendo. Lo curioso es que la compañía seguía contando con pedidos, pero no podía ponerse en marcha porque no tenía liquidez para afrontar los costes de los materiales, como tampoco los salariales.
Así saltamos a 2022, cuando la empresa Maison Française du Verre, también propietaria de Pyrex, se hizo con la marca para volver a ponerla en marcha. Contó con la ayuda del gobierno francés, que en 2023 destinó un préstamo de 15 millones de euros para que Duralex recuperarse el pulso productivo y se pusiera en marcha. Sin embargo, con el retorno de Duralex, las intenciones privadas fueron poco a poco decayendo hasta que en 2024 la situación ha vuelto a poner a Duralex contra la espada y la pared.
Tanto que Maison Française du Verre quería desentenderse del negocio, razón por la que, como explica Le Monde, el Tribunal de Comercio de Orleans, al que le corresponde la jurisdicción de Chapelle-Saint-Mesmin, la localidad donde está la fábrica de Duralex desde 1945, tuvo que elegir entre tres propuestas de negocio nuevas, habida cuenta de que la empresa propietaria de Duralex no quería mantenerlo.
Así se presentaron dos alternativas privadas y una comunal, respaldada por el 60% de la plantilla de Duralex, que presentaba las mejores condiciones posibles: convertir la empresa en cooperativa y conservar los 226 puestos de trabajo de la compañía, frente a alguna de las ofertas privadas que, por ejemplo, solicitaban despidos para el 20% de la plantilla.
El tribunal dictaminó que las mejores condiciones eran las de la cooperativa, materializándose esta el pasado 26 de julio. Lo que quizá no imaginaban los nuevos socios de Duralex es que el éxito sería casi inmediato. En agosto se han disparado los pedidos online de la empresa en un 320%, como cuenta TF Info, dando aire a la continuidad de la vidriera, y poniendo de nuevo en marcha unos hornos dispuestos a seguir alumbrando platos irrompibles y vasos viejunos.
Imágenes | Duralex