Convertido en termómetro inflacionista en los dos últimos años, el precio del aceite de oliva está entrando en una realidad prohibitiva que, por primera vez en mucho tiempo, permite que los precios al productor sean relativamente altos.
No obstante, son precios que se han encarecido necesariamente por el aumento del coste de los combustibles, así como la necesidad de recurrir a riego en algunos casos, además de tener que hacer frente a mayores cantidades de abono y fertilizantes.
El enemigo: la sequía. No sólo porque 2023 sea un año especialmente seco, sino porque no está lloviendo sobre mojado desde hace dos años, pues desde 2021 arrastramos campañas de aceite de oliva que no son particularmente generosas.
Si a eso se suma el calor extremo que se ha vivido en España en la primavera, las matemáticas no fallan: 2023 va a tener poco aceite y caro. El motivo está en que las altas temperaturas de los meses de marzo y abril 'quemaron' las flores del olivo en buena parte de la Meseta sur, donde se concentra la mayor parte de la producción de aceite de España y, por tanto, del mundo.
Cuando se queman estas flores, preámbulo de la germinación del fruto, ese árbol no rendirá durante la campaña. La realidad, como viene siendo poco halagüeña desde hace meses, es que la campaña de la aceituna de 2023 puede ser igualmente escasa.
No sólo eso, sino que reiteramos ese 'llueve sobre mojado' aunque en este caso al agua ni está ni se la espera. Por eso, sumado a que venimos de un 2022 con una mala cosecha, impidiendo que hubiera una cantidad de enlace de aceite —el margen que envasadores conservan de cara al año siguiente, en previsión de una campaña pobre— suficiente como para que en 2023 no pagásemos cifras disparatadas por el aceite de oliva.
Por desgracia, eso no va a suceder en 2023, aunque sí hay un momento del año y, sobre todo, una cantidad que va a determinar si el precio del aceite bajará en esta temporada. Para ello nos tenemos que ir al mes de octubre, cuando comiencen a contabilizarse los primeros datos de la campaña.
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Los escenarios del aceite de oliva en 2023
En ellos establecen desde Olimerca en tres escenarios que dependerán de la producción de aceituna. Producción, por cierto, que también puede que adelante su temporada debido al aumento de las temperaturas y que implique una maduración temprana de la aceituna. En este caso se abren tres escenarios:
- Con una producción menor de 700.000 toneladas métricas, los precios probablemente se mantengan por encima de los 7.000 euros por tonelada métrica hasta octubre de 2024.
- Si la producción está entre 700.000 y 800.000 toneladas métricas, el precio del aceite extra oscilaría entre los 6.000 y los 7.000 euros por tonelada métrica. En el caso del lampante —el que se usa para los refinados—, entre 5.000 y 6.000 euros.
- Si la cifra supera las 800.000 toneladas métricas, los precios serían inferiores a los que se están pagando ahora.
Lo malo, con datos de la campaña de 2022 en la mano, es que España produjo 780.000 toneladas métricas y ese es el escenario en el que nos estamos moviendo ahora con precios elevados. A pesar de que en 2022 contábamos con un enlace de stock abultado, producto de los 1,4 millones de toneladas métricas que se produjeron en 2021.
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