Ya tenemos los finalistas que se disputarán la semana que viene el título de MasterChef en su séptima edición. Aunque el nivel de cocina ha brillado por su ausencia en demasiadas ocasiones, la final reunirá a los aspirantes que más han conseguido evolucionar y aplicar con -relativo- éxito lo aprendido, si bien alguno ha tenido más suerte que habilidades con el cuchillo.
De nuevo ha sido una prueba repostera de enorme complejidad el que ha terminado de configurar a los finalistas, y otra vez de la mano del francés Frédéric Bau, que cada vez quien debe provocar terror entre los concursantes cada vez que pisa las cocinas. Su merengue imposible no era un reto nada sencillo, y ha ejercido como verdugo del último expulsado.
Como siempre, primero tocaba prueba en casa con la visita de rigor, que en esta ocasión ha sido algo más creativa a la hora de poner las cosas difíciles a los semifinalistas. El chef Pedro Subijana (Akelarre, tres estrellas Michelin), invitado habitual del programa, ha venido con una receta de "flor primaveral" con base de huevo que los aspirantes han tenido que replicar, pero sin poder verla ni probarla. Y sin receta, claro.
La idea era partir solo de los ingredientes y el comentario de la crítica de Borja Matoses, para así demostrar su ingenio desarrollando el plato. Una propuesta algo absurda -porque el crítico ha hecho una descripción que obviamente no desarrollaría en un texto profesional- e injusta, buscando llevar al límite a los nerviosos concursantes.
Obviamente, al no haber podido ver el emplatado final, ninguna propuesta ha sido exactamente igual, pero los resultados han estado bien logrados, dominando distintas técnicas y demostrando la evolución esperable a estas alturas del programa. Se ha quedado más atrás Carlos, cuya flor parecía más bien una deconstrucción; mientras que Teresa se despistó en el concepto "plato de guisantes".
Aleix ganaba la prueba con 2 mil euros de premio y una ventaja de cara a hacerse un puesto en la final, se iba a estrenar como capitán de equipo. Ventaja relativa.
De visita por Valencia
En la prueba de exteriores el equipo se ha trasladado en esta ocasión a Valencia para promocionar un poco una de las últimas aperturas de más éxito de la capital del Turia, Àtic, donde han tenido que preparar en equipo un menú de cuatro platos en 160 minutos para 30 comensales falleros, ataviados como corresponde.
Pero la cosa no iba a ser tan fácil como cocinar una gran paella; el jurado les ha exigido reinterpretar la cocina tradicional catalana con técnicas de vanguardia, para que demostraran lo que habían aprendido a lo largo de todas estas semanas en las cocinas del programa: bacalao con su piel crujiente, samfaina y aceite de humo; canelones de rostit, espuma trufada y teja de parmesano; fricandó con aire de colmenillas y crema catalana con galleta y deshilachado de naranja.
Parecía que iba a haber algo de pique entre Valentín y Carlos, los cuales arrastran cierta tensión entre ellos desde hace semanas, pero al final hubo más problemas entre el primero y Aleix. La pareja se llevó las peores críticas del jurado y fueron descartados como finalistas. A pesar de todo, el equipo salió bastante airoso de la prueba, con el capitán luciéndose como líder y ganando así el primer puesto en la final.
Las dos aspirantes femeninas también se llevaron las alabanzas de los jueces, aunque al final el otro puesto como finalista se lo llevó una emocionada Aitana, quien conquistó totalmente a los falleros con su crema catalana con arroz nitro de naranja.
El merengue imposible determina los finalistas
Afortunadamente para los espectadores que sufrimos la eterna duración del programa, ya de madrugada el interés se reavivaba con la aparición del francés Frédéric Bau, un genio del chocolate y auténtico mago del dulce al que siempre es un placer ver trabajar. No debían pensar lo mismo los aspirantes que se jugaban una plaza en la final; ya sabemos que la repostería suele causarles terror.
Si el año pasado Bau desató la locura con su enorme lienzo dulce, en esta ocasión ha propuesto replicar un complejísimo postre en el que un delicado merengue casi parece volar por arte de magia, levitando gracias a su ligero peso y una pequeña ayuda mecánica.
El postre completo estaba formado por un "placer de boca", el merengue que levita, con agua de azahar y relleno de crema de limón helada, y el postre en sí mismo, a base de virutas de chocolate blanco envolviendo un parfait de coco y limón verde. La creación se completaba con esponja de almendra perfumada y salsa de coco y ron. Una combinación de texturas y sabores frescos muy ligeros. Era crucial dominar con precisión cada paso de todas las técnicas para evitar el desastre.
No era nada fácil replicar la obra de Bau y la tensión se acentuaba conforme llegaba el -tardío- final del programa. Teresa se vio superada en cierto momento, frustrada por su supuesta condición de favorita en el campo dulce, aunque finalmente logró salir más que airosa y consiguió el mejor postre de la noche.
Tanto Carlos como Valentín también lograron alabanzas del jurado, que valoraron el mérito de preparar una elaboración tan compleja formada por tantas técnicas distintas. La evolución y el aprendizaje de los concursantes por fin ha salido totalmente ha a la luz, como no podía ser menos en la antesala del último programa.
Está siendo una súper prueba, pero qué nervios más terroríficos estamos pasando https://t.co/5KB3O2GWnE #MasterChef pic.twitter.com/xEg9WwWlLN
— MasterChef (@MasterChef_es) 18 de junio de 2019
Era evidente que Teresa sería la primera en subir junto a Aleix y Aitana, pero la sorpresa saltó en el último duelo. No estaba fácil la decisión, y tendremos que fiarnos de esos detalles de sabor que han valorado los jueces para convertir a Valentín en el cuarto finalista.
Así, para sorpresa de sus compañeros y él mismo, que confesó que no se lo esperaba, Carlos ha sido el útimo expulsado de las cocinas de MasterChef. El aspirante que más se veía como ganador se queda así a las puertas de la final, que podremos ver dentro de siete días para poner fin a esta séptima termporada del programa.
Fotos | RTVE