El pastelito de la Pantera Rosa, con su inconfundible cobertura rosa y su relleno de crema, es un icono de la repostería industrial española que ha marcado la infancia de varias generaciones.
Este singular pastelito no solo destaca por su sabor y su mítico color rosa, sino también por su longeva historia, que lo ha convertido en un clásico en el mercado español, compitiendo en el factor nostálgico con Bony y Tigretón.
Este fue lanzado al mercado por primera vez en la década de 1970. En 1973, la empresa Bimbo decidió innovar dentro del mercado de la bollería industrial con un producto que rápidamente capturó la atención del público, especialmente entre los más jóvenes.
La elección del nombre y el personaje no fue casual, ya que la Pantera Rosa, personaje creado por Friz Freleng en 1963, gozaba de una gran popularidad gracias a la serie de animación y las películas protagonizadas por este elegante felino rosa.
Bimbo, una compañía de origen mexicano fundada en 1945, pero que había comenzado su expansión en España en los años 60, vio en la Pantera Rosa una oportunidad perfecta para conectar con un público joven y familiar.
La receta del pastelito ha permanecido prácticamente inalterada desde su creación, lo que ha contribuido a su estatus de clásico. Se trata de un bizcocho relleno de crema, cubierto con una capa de glaseado rosa, que le da su característica apariencia.
Este símbolo de la infancia para muchos españoles se ha transformado ahora en croissant, siguiendo la moda de los últimos tiempos que versionan al dulce hojaldrado francés. Su precio recomendado es de 1,50 euros el envase, según ha compartido en TikTok la cuenta de novedades @busosreview.
Son también de la marca Bimbo y los venden, de momento, en pequeñas tiendas de barrio, así como en Amazon, según han referido los diferentes usuarios.
Cada unidad supera las 300 calorías, los 15 gramos de grasas y los 22 de azúcares. Entre sus ingredientes figuran ingredientes como la leche, el azúcar, el huevo y la harina de trigo, entre otros.
Sea como sea, este emblema de las infancias del siglo pasado ha vuelto estas semanas para convertirse en una tentadora merienda de la vuelta al cole, aunque hay que prestar atención a sus valores nutricionales que, obviamente, no son precisamente saludables, en la línea de la bollería industrial. Tampoco es que esperásemos otra cosa, claro.
Foto | Grupo Bimbo
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