Es temporada alta de fresas y toca disfrutarlas a fondo solas, con zumo de naranja, con nata, en pasteles o en cócteles. Sus posibilidades son múltiples, sobre todo en repostería, y hay que aprovechar que poco a poco van bajando de precio para comprarlas en cantidad.
Para su correcta conservación sin humedad excesiva, estos deliciosos frutos de la naturaleza se comercializan en cajas de madera (cuando se venden en cantidades a partir de medio kilo), que son aparatosas y que enseguida hay que desechar porque ocupan espacio en la encimera.
Una primera opción es hacer algunas manualidades con estas cajas de fresas que bien nos mantendrán un rato entretenidos. Por ejemplo, estos envases se pueden pintar y reconvertir en bonitas cajas de almacenaje en cualquier rincón de la casa, adaptando el color y el diseño al estilo de cada habitación.
Pueden pintarse de color blanco con letras coloreadas para decorar la habitación de los más pequeños de la casa, o en color negro usarlas como bandejas de documentos en un cuarto de despacho.
Las cajas, por ejemplo de dos kilos y de un kilo, se pueden transformar en una bandeja, haciéndole agujeros laterales y pasando por estos una especie de cuerda decorativa con un remate de nudo. En cuanto a la madera, esta se puede estampar con decoupage.
Otra idea es transformar dos cajas en una especie de cofre, de manera que una sea la base y la otra sea la tapa de esta caja con aspiraciones también decorativas. El sistema para montar estas cajas una vez pintadas o decoradas es articularlas a través de bisagras.
Otra idea es convertir una caja de fresas en una cajonera que tiene como cajones las cajas de fresas. Lo importante es hacer una estructura a medida de las cajas y después trabajar las cajas de fresas decorándolas para que queden perfectas en este pequeño mueble.
Al contenedor
No obstante, si uno prefiere (como es más común) desechar las cajas de fresas también puede hacerlo en los contenedores. Pero cuidado, las cajas de fresas son envases y tienen que desecharse en el contenedor amarillo, que está habilitado a este propósito.
Quizás sorprenda a algunos que el contenedor amarillo acoja estas cajas de madera, pero lo cierto es que este espacio es para envases, no para plástico, así que es en este lugar donde hay que tirar este tipo de productos.
Además, el hecho de que muchas maderas están fabricadas con fibras de maderas mezcladas, con elementos de plástico grapados, por ejemplo, hacen que el contenedor amarillo sea sí o sí el lugar al que deben ir a parar estas cajas.
Foto | Aleksandarlittlewolf/Freepik
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