"Esto hay que pescarlo y sacarlo como sea", advierte Miguel Jiménez, un pescador de Huelva, en su cuenta de TikTok, a bordo de su barco de pesca desde el que faena para pescar el cangrejo rojo, uno de los grandes tesoros de la ría de Huelva.
Ya amenazado este crustáceo por la sequía, que limita la cantidad de alimento presente en la ría y lastra su prolificidad, el cangrejo rojo ahora se enfrenta a un temible enemigo que, aunque no aparece todos los años, sí tiene el potencial de causar estragos en el hábitat onubense del cangrejo y, a la sazón, torpedear las intenciones de pesca de los trabajadores del mar de Huelva.
El enemigo número uno se llama ahora mismo cangrejo azul o jaiba (Callinectes sapidus), una especie que aún no tiene el estatus de especie invasora, según el catálogo que el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico elabora, pero que lleva apareciendo varios años en la costa atlántica andaluza, principalmente.
No se debe confundir con el cangrejo americano o el cangrejo de río americano (Procambarus clarkii), que sí tiene ese estatus, pero es un crustáceo de agua dulce. El problema con el cangrejo azul, como denuncia Miguel Jiménez, es que es un animal de agua salada, que se sitúa en las desembocaduras de los ríos, pero que es capaz de progresar hacia agua dulce.
Voraz, capaz de comerse sin problemas crustáceos, peces, moluscos, algas e incluso carroña, el cangrejo azul supone un problema añadido porque compite por el cebo de los pescadores, impidiendo así faenar y capturar al cangrejo rojo (Geryon longipes).
"Hay que pescarlo y sacarlo como sea porque se lo come todo", advierte sobre una especie que, además, no tiene salida comercial en esta zona de España, algo que sí está ocurriendo en el Delta del Ebro, donde llevan años lidiando con él.
Algo que resulta curioso, sobre todo cuando en las costas estadounidenses, de donde procede este crustáceo, se considera un manjar que, a su vez, también está amenazado por otras especies invasoras.
Imágenes | TikTok Miguel Jiménez
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