Una empleada representante de Tesla contactó con la panadería Giving Pies, un negocio local de San José (California, EEUU), a última hora el pasado Día de San Valentín para hacer un llamativo pedido. Nada menos que 2.000 mini pasteles tipo pie que, para un proyecto emprendedor de este tipo puede suponer un enorme beneficio más que bienvenido.
Para poder hacer frente al encargo, cuenta su propietaria Voahangy Rasetarinera a KRON-TV, tuvo que hacer un gran esfuerzo de tiempo, recursos, personal y dinero, prescindiendo de otros encargos y trabajando a destajo para poder cumplir con un pedido que, además, engordó poco después. La misma persona volvió a llamar para aumentar el número a 4.000 pasteles, asegurando que el dinero no era un problema.
Según relata The Guardian, el coste total del encargo ascendía a 6.000 dólares, una factura que para una compañía como Tesla podrían ser migajas, pero para un pequeño negocio como Giving Pies suponía un gran alivio económico. Sin embargo, al día siguiente de hacer el encargo, Rasetarinera recibió un mensaje anulándolo porque “ya no era necesario”.
“Había invertido tiempo, recursos y esfuerzo basándome en las garantías de Tesla, solo para que me dejaran tirada”, denunció la emprendedora en un mensaje de Facebook. No solo por el coste de los pasteles que ya habían realizado y se quedaban sin vender, sino también por haber rechazado otros trabajos de catering y encontrarse sin beneficios para poder pagar a sus empleados por el trabajo invertido y los costes de los proveedores.
El fundador de Tesla y multimillonario Elon Musk ha asegurado que no sabía nada del asunto, pero se ha visto obligado a intervenir tras viralizarse la noticia. Según ha declarado en X, la red social de la que también es propietario, se enteró el pasado día 23 al difundirse un reportaje de la televisión local y prometió que “hará las cosas bien” con la panadería.
“La gente debería poder contar siempre con que Tesla se esfuerza al máximo”, añadió Musk.
Imágenes | UK Government - The Giving Pies